10/05/2018, 00:38
No lo entendía. No lo entendía nada y mientras más cerca parecia estar de entenderlo, más confundido se hayaba. ¿Por qué alguien como Akame recurriría a ofrecer sexo en un lugar como el bosque del bambú? Incluso el inocente de Daigo podía pensar en algún que otro motivo, pero en definitiva ninguno era bueno.
"¿Debería de decirle algo?"
Daigo se quiso acercarse sin saber muy bien que decirle ni por qué. Tan solo sentía que aquello estaba mal, que un shinobi no debería de hacer cosas tan raras. No allí, no así.
—¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
El grito asustó tanto al peliverde que consiguió hacer que saltara de la impresión y que reculara un par de pasos.
En cuanto Daigo se enteró de lo que estaba sucediendo, Daigo pudo ver a un chico tirado de rodillas en el suelo, derrotado.
—¡MIEEEERDA! ¡Por lo que mas quieran, no —repito— NO. SE. SAQUEN. LOS PENES.
Daigo enrojeció como un tomate.
—¿¡Eh!? Oye, tranquilo, yo no planeaba...
—¡Eh! ¡E-e-esto no es lo que parece! ¡Yo no soy el que ha citado aquí a nadie, ¿vale?!
Daigo miró a Akame, perplejo.
—¿Nada que ver?
Suspiró aliviado, pero entonces Akame volvió a habar.
—¡De hecho me he encontrado este volante en Tane-Shigai! ¡N-n-n-ni siquiera es mío! ¡Sois de Kusagakure! ¿No habrá sido esto cosa vuestra?
—¡Cla-claro que no! —mostró el panfleto a Akame, tembloroso por la vergüenza—, ¿lo ves? Yo también tomé esto de Tane Shigai, y...
Daigo miró a otro lado, avergonzado, para intentar evitar la mirada de todo el mundo.
—...solo vine por curiosidad, no he hecho nada...
"¿Debería de decirle algo?"
Daigo se quiso acercarse sin saber muy bien que decirle ni por qué. Tan solo sentía que aquello estaba mal, que un shinobi no debería de hacer cosas tan raras. No allí, no así.
—¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
El grito asustó tanto al peliverde que consiguió hacer que saltara de la impresión y que reculara un par de pasos.
En cuanto Daigo se enteró de lo que estaba sucediendo, Daigo pudo ver a un chico tirado de rodillas en el suelo, derrotado.
—¡MIEEEERDA! ¡Por lo que mas quieran, no —repito— NO. SE. SAQUEN. LOS PENES.
Daigo enrojeció como un tomate.
—¿¡Eh!? Oye, tranquilo, yo no planeaba...
—¡Eh! ¡E-e-esto no es lo que parece! ¡Yo no soy el que ha citado aquí a nadie, ¿vale?!
Daigo miró a Akame, perplejo.
—¿Nada que ver?
Suspiró aliviado, pero entonces Akame volvió a habar.
—¡De hecho me he encontrado este volante en Tane-Shigai! ¡N-n-n-ni siquiera es mío! ¡Sois de Kusagakure! ¿No habrá sido esto cosa vuestra?
—¡Cla-claro que no! —mostró el panfleto a Akame, tembloroso por la vergüenza—, ¿lo ves? Yo también tomé esto de Tane Shigai, y...
Daigo miró a otro lado, avergonzado, para intentar evitar la mirada de todo el mundo.
—...solo vine por curiosidad, no he hecho nada...
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.