10/05/2018, 02:07
Ambos, escandalizados ante la acusación —y solicitud— de Etsu, respingaron. El chico de cabellera esmeralda incluso retrocedió instintivamente unos cuantos pasos, no sin alzar las manos en una decente guardia por parte de sendos shinobis. Si, era mas que obvio lo que eran, ya no solo por su manera de reaccionar. El de cabellera oscura, además de llevar un chaleco militar, portaba en la frente una reluciente bandana que aclaraba totalmente su procedencia; era un chunin o jounin de Uzuhiogakure. El otro, por contrapuesta, pertenecía a la misma aldea que Etsu. Casualidad o no, realmente no le sonaba su rostro.
El que había hincado las rodillas en el suelo con desdén, volvería a reincorporarse tras su teatro. No era toda una falsa, pero en ningún momento le habría gustado ver alguna atrocidad rara e internacional gay. En fin, no era un chico con dotes homofogas... pero tampoco es que le gustase ese tema erótico, prefería algo mas clásico.
El peliverde negó haber intentado algo, al igual que el otro. Así mismo, éste aclaró que él no había citado allí a nadie. Con gestos tan espasmosos como los anteriores del Inuzuka, el tipo sacó un panfleto idéntico al del rastas, y negó que siquiera fuese suyo. Tras la defensa, vino el ataque. El de Uzushio alegó que ambos eran de ese país, y lanzó la pregunta de si no había sido ellos los causantes de tan escandalosa situación.
«¿¡C-como!?»
El Inuzuka se sorprendió de la manera en que éste le había dado la vuelta a la tortilla, sin duda de manera hábil. Pero era ridículo... ¿si él era el acusado de la situación, cómo iba a ser que el denunciante fuese el perpetrador? era absurdo. Antes del que el rastas alzase la voz de nuevo, su compatriota lo hizo en su lugar. Afirmó que no tenían nada que ver —al menos él— y sacó el mismo boleto. Sí, él también. Al parecer, todos habían caído en una trampa tan absurda y ridícula como esa...
Sin dudas, los hombres son muy simples.
Etsu dejó caer un suspiro, a la par que era de nuevo observado por su gemelo. Éste había estado buscando con la mirada a cada uno de los elocuentes decepcionados, sin entender del todo de qué iba la cosa. Todos tenían un papel indescifrable para él, pero hablaban de... ¿procrear?
—¡Oye! —reclamó de nuevo la atención —¡que si he pedido que no hagan nada raro es porque vine aquí por el anuncio, y me encontré a dos tíos juntitos...! ¿qué quieren que piense? creía que sería cosa de que al menos hubiese una chica...
»Creo que nos han timado... —zanjó desviando la mirada hacia un costado, a la par que formulaba una mueca daleando el labio con desdén. Hasta llegó a cruzarse de brazos, bastante decepcionado. En fin, en realidad tampoco podía esperar demasiado de un anuncio así...
El que había hincado las rodillas en el suelo con desdén, volvería a reincorporarse tras su teatro. No era toda una falsa, pero en ningún momento le habría gustado ver alguna atrocidad rara e internacional gay. En fin, no era un chico con dotes homofogas... pero tampoco es que le gustase ese tema erótico, prefería algo mas clásico.
El peliverde negó haber intentado algo, al igual que el otro. Así mismo, éste aclaró que él no había citado allí a nadie. Con gestos tan espasmosos como los anteriores del Inuzuka, el tipo sacó un panfleto idéntico al del rastas, y negó que siquiera fuese suyo. Tras la defensa, vino el ataque. El de Uzushio alegó que ambos eran de ese país, y lanzó la pregunta de si no había sido ellos los causantes de tan escandalosa situación.
«¿¡C-como!?»
El Inuzuka se sorprendió de la manera en que éste le había dado la vuelta a la tortilla, sin duda de manera hábil. Pero era ridículo... ¿si él era el acusado de la situación, cómo iba a ser que el denunciante fuese el perpetrador? era absurdo. Antes del que el rastas alzase la voz de nuevo, su compatriota lo hizo en su lugar. Afirmó que no tenían nada que ver —al menos él— y sacó el mismo boleto. Sí, él también. Al parecer, todos habían caído en una trampa tan absurda y ridícula como esa...
Sin dudas, los hombres son muy simples.
Etsu dejó caer un suspiro, a la par que era de nuevo observado por su gemelo. Éste había estado buscando con la mirada a cada uno de los elocuentes decepcionados, sin entender del todo de qué iba la cosa. Todos tenían un papel indescifrable para él, pero hablaban de... ¿procrear?
—¡Oye! —reclamó de nuevo la atención —¡que si he pedido que no hagan nada raro es porque vine aquí por el anuncio, y me encontré a dos tíos juntitos...! ¿qué quieren que piense? creía que sería cosa de que al menos hubiese una chica...
»Creo que nos han timado... —zanjó desviando la mirada hacia un costado, a la par que formulaba una mueca daleando el labio con desdén. Hasta llegó a cruzarse de brazos, bastante decepcionado. En fin, en realidad tampoco podía esperar demasiado de un anuncio así...
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~