11/05/2018, 20:38
Si Akame creía que la situación era ya surrealista, pronto iba a descubrir que estaba realmente equivocado. El del pelo verde —«¡le recuerdo! Tsukiyama Daigo, de Kusagakure»— y el que tenía un gemelo que se había quedado embobado mirando la situación, se excusaron de forma bastante convincente. Bastante convincente porque, de hecho, él había acabado allí por la misma razón.
Sin embargo, antes de que ninguno de los tres shinobi pudiera decir nada, un segundo grito surgido de la copa de uno de los bambúes hendió el silencio.
«¿¡Pero qué demonios les pasa aquí a la gente con gritar tanto!?»
Atónito, el jōnin escuchó el discurso del recién llegado —que parecía bastante más joven que todos ellos—, kunai en mano y subido al tronco de uno de los bambúes. «No sé si nos está troleando o va en serio», pensó el Uchiha.
—Oye, amigo, ¿y tú quién eres? —preguntó el de Uzu al chico que estaba subido en un bambú—. No sé lo que te has pensado, pero te aseguro que yo he venido aquí por pura curiosidad. Además, ¿qué problema tienes con los homosexuales, eh? En Uzu no Kuni somos muy respetuosos con los gustos de cada uno...
Sin embargo, antes de que ninguno de los tres shinobi pudiera decir nada, un segundo grito surgido de la copa de uno de los bambúes hendió el silencio.
«¿¡Pero qué demonios les pasa aquí a la gente con gritar tanto!?»
Atónito, el jōnin escuchó el discurso del recién llegado —que parecía bastante más joven que todos ellos—, kunai en mano y subido al tronco de uno de los bambúes. «No sé si nos está troleando o va en serio», pensó el Uchiha.
—Oye, amigo, ¿y tú quién eres? —preguntó el de Uzu al chico que estaba subido en un bambú—. No sé lo que te has pensado, pero te aseguro que yo he venido aquí por pura curiosidad. Además, ¿qué problema tienes con los homosexuales, eh? En Uzu no Kuni somos muy respetuosos con los gustos de cada uno...