12/05/2018, 17:03
El peliverde, al igual que el de mayor rango, templaron la cabeza ante una situación tan surrealista, y acudieron a dialogar en vez de directamente atacar al pobre chico. Además, dio un dato importante, el nombre del sin duda singular "atrapa-gays". Kisho, ese era su nombre. Para ese entonces, el de cabello azabache y chaleco militar se identificó como Uchiha Akame, de Uzushiogakure. Jounin, aunque eso no lo decía él, si no que lo decía su placa dorada. No antes sin apelar a que todos se presentasen.
Rápido y predispuesto, el rubio hizo caso omiso a que pelo-esmeralda le había presentado ya, y volvió a dar su nombre. Obviamente, tenía que dar la nota, no podía decirlo y ya, no señor. Preguntó al resto si no leían los libros de historias y leyendas shinobis, pues el era "el mejor". Sin duda, todos habrían de contener la mueca de duda, pues para nada lo parecía... quizás parecía mas bien que recién escapaba de un manicomio.
«¿De dónde ha salido éste tipo...?»
Por si acaso, Etsu respingó con la nariz un par de veces, en pos de captar su olor corporal. Ladeó el rostro, e incluso entrecerró los ojos intentando pensar si lo reconocía —pueeeeesss... no, sinceramente no creo recordarte ni de la aldea. Reconocería tu olor, o al menos tu... forma de ser. —respondió al sobrado comentario de Kisho.
»Además, siendo de Kusagakure, no puedes auto-proclamarte "el mejor de todos los shinobis" sin haber pasado antes por el dojo de mi abuelo y haberlo derrotado. Nuestro estilo de Tekken es reconocido como uno de los mejores estilos de pelea existentes.
Evidentemente, estaba hasta molesto con esa actitud por parte de Kisho... aunque en parte, quizás era porque por cosas del destino, se había topado con un tipo con sus mismas aspiraciones. La diferencia era que Etsu sabía sus limitaciones, y aunque siempre se desafiaba a sí mismo por intentar superarlas, al menos lo hacía con algo de humildad. Sabía que en algún momento sería el mejor de los shinobis, pero aún le quedaba camino. Kisho sin embargo afirmaba que simplemente lo era. Como si conseguir algo así fuese tan sencillo...
Fuese como fuese, el resto seguramente esperaban mas bien una presentación. El chico se cruzó de brazos, y dejó caer un suspiro, incapaz de controlar su desdén —mi nombre es Inuzuka Etsu.
Ya se sabe lo que se dice; mas vale tarde que nunca. Ahí quedaba su presentación, acompañada de una puya hacia el rubio.
—Y éste es mi hermano, Inuzuka Akane.
Su gemelo, carente de palabras, tan solo se limitó a realizar una pequeña reverencia. Se encontraba un poco desubicado, pero en cierta manera ya estaba acostumbrado a ello; estando cerca de Etsu, la vida estaba llena de incongruencias.
Rápido y predispuesto, el rubio hizo caso omiso a que pelo-esmeralda le había presentado ya, y volvió a dar su nombre. Obviamente, tenía que dar la nota, no podía decirlo y ya, no señor. Preguntó al resto si no leían los libros de historias y leyendas shinobis, pues el era "el mejor". Sin duda, todos habrían de contener la mueca de duda, pues para nada lo parecía... quizás parecía mas bien que recién escapaba de un manicomio.
«¿De dónde ha salido éste tipo...?»
Por si acaso, Etsu respingó con la nariz un par de veces, en pos de captar su olor corporal. Ladeó el rostro, e incluso entrecerró los ojos intentando pensar si lo reconocía —pueeeeesss... no, sinceramente no creo recordarte ni de la aldea. Reconocería tu olor, o al menos tu... forma de ser. —respondió al sobrado comentario de Kisho.
»Además, siendo de Kusagakure, no puedes auto-proclamarte "el mejor de todos los shinobis" sin haber pasado antes por el dojo de mi abuelo y haberlo derrotado. Nuestro estilo de Tekken es reconocido como uno de los mejores estilos de pelea existentes.
Evidentemente, estaba hasta molesto con esa actitud por parte de Kisho... aunque en parte, quizás era porque por cosas del destino, se había topado con un tipo con sus mismas aspiraciones. La diferencia era que Etsu sabía sus limitaciones, y aunque siempre se desafiaba a sí mismo por intentar superarlas, al menos lo hacía con algo de humildad. Sabía que en algún momento sería el mejor de los shinobis, pero aún le quedaba camino. Kisho sin embargo afirmaba que simplemente lo era. Como si conseguir algo así fuese tan sencillo...
Fuese como fuese, el resto seguramente esperaban mas bien una presentación. El chico se cruzó de brazos, y dejó caer un suspiro, incapaz de controlar su desdén —mi nombre es Inuzuka Etsu.
Ya se sabe lo que se dice; mas vale tarde que nunca. Ahí quedaba su presentación, acompañada de una puya hacia el rubio.
—Y éste es mi hermano, Inuzuka Akane.
Su gemelo, carente de palabras, tan solo se limitó a realizar una pequeña reverencia. Se encontraba un poco desubicado, pero en cierta manera ya estaba acostumbrado a ello; estando cerca de Etsu, la vida estaba llena de incongruencias.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~