15/05/2018, 00:27
Durante el viaje, cuando vio a Akame echarse agua a la cabeza por enésima vez, no pudo evitar comentar:
—Te dije que era mejor modificar el traje oficial y recortarle las mangas, ¿o no te lo dije? —No es que fuese una solución perfecta para tanto calor. Él también lo estaba padeciendo, con el chaleco encima, pero sentir la brisa en la piel de sus brazos desnudos era un alivio refrescante—. Ahora sufre, por cuadriculado —se mofó con guasa.
El resto del trayecto, más allá del abrasivo sol, pasó sin pena ni gloria, hasta que al fin llegaron al famoso santuario. Famoso, que no suntuoso ni grande. A decir verdad, a simple vista no parecía merecer la parada de todo un noble como Iekatsu. Pero las apariencias, como ambos Uchiha habían aprendido desde hacía tiempo, no eran de fiar.
—Hmm… —murmuró Datsue, cuando vio a Iekatsu y a Tome entrar junto al monje. Ahora que ya era demasiado tarde, cayó en la cuenta que hubiese estado bien pedirle al señor Iekatsu que le dejasen acompañar al santuario. O quizá era mejor así, para tener más libertad para husmear por dentro—. Oye, Akame, ¿qué te parece sí…? —Datsue se detuvo cuando se dio cuenta que estaba hablando solo, como los locos.
«¡El muy bastardo!». En cuanto la olió, el muy cabrón se había ido directo a por la comida. Como si hubiesen estado esperando justo a aquel momento, sus tripas se hicieron oír, pidiendo algo de compasión. Por suerte, su Hermano no era tan maleducado y egoísta como lo hubiese sido él, trayendo consigo dos raciones y dos odres de agua. Asumió que la mitad era para él, y se las arrebató de las manos.
—Venga, comamos rápido —le apresuró, dirigiéndose a un árbol alejado, como si quisiese guardar algo de intimidad respecto al resto de los soldados. Nada que ver con la realidad. Su motivo principal era quedar fuera de su rango de visión, para que así no notasen su ausencia cuando se internasen en el santuario—. Hmm… Me da que aquí se está bien —aseguró, tras rodear parte del claro y llegar hasta un árbol situado en frente del lateral del edificio. Una posición en la que podían distinguir la verja que separaba el prado del huerto—. Esh… ta… ba… —farfullaba Datsue, ya con una bola de arroz en la boca—, yo… pen… san… do —tragó, y de lo poco que había masticado se atragantó. Con los ojos llorosos, tuvo que darse un par de palmadas en el pecho hasta que consiguió tragar por completo—. Estaba yo pensando —continuó al fin, deteniéndose un momento para beber del odre del agua—. Que así como nosotros vamos a por Masaru, quizá él también vaya a por Iekatsu en cuanto lo vea. Ya sabes, para saldar viejas deudas, sean las que sean. —Y, ahora que lo pensaba, dejar solo a Iekatsu no había sido la mejor de sus ideas. «Bueno, tiene a Tome consigo… aunque eso en una pelea es como tener nada, por mucha labia que tenga».
Otra bolita de arroz a la boca, que esta vez trató de engullir con más cuidado.
—Venga, va, va —le apresuró—. Vemos si hay una puerta trasera por la que infiltrarse o… —dudó—. ¿O nos hacemos los devotos y pedimos que nos dejen pasar por la puerta delantera? —Tenían demasiada pinta de ninjas, pero uno nunca sabía.
—Te dije que era mejor modificar el traje oficial y recortarle las mangas, ¿o no te lo dije? —No es que fuese una solución perfecta para tanto calor. Él también lo estaba padeciendo, con el chaleco encima, pero sentir la brisa en la piel de sus brazos desnudos era un alivio refrescante—. Ahora sufre, por cuadriculado —se mofó con guasa.
El resto del trayecto, más allá del abrasivo sol, pasó sin pena ni gloria, hasta que al fin llegaron al famoso santuario. Famoso, que no suntuoso ni grande. A decir verdad, a simple vista no parecía merecer la parada de todo un noble como Iekatsu. Pero las apariencias, como ambos Uchiha habían aprendido desde hacía tiempo, no eran de fiar.
—Hmm… —murmuró Datsue, cuando vio a Iekatsu y a Tome entrar junto al monje. Ahora que ya era demasiado tarde, cayó en la cuenta que hubiese estado bien pedirle al señor Iekatsu que le dejasen acompañar al santuario. O quizá era mejor así, para tener más libertad para husmear por dentro—. Oye, Akame, ¿qué te parece sí…? —Datsue se detuvo cuando se dio cuenta que estaba hablando solo, como los locos.
«¡El muy bastardo!». En cuanto la olió, el muy cabrón se había ido directo a por la comida. Como si hubiesen estado esperando justo a aquel momento, sus tripas se hicieron oír, pidiendo algo de compasión. Por suerte, su Hermano no era tan maleducado y egoísta como lo hubiese sido él, trayendo consigo dos raciones y dos odres de agua. Asumió que la mitad era para él, y se las arrebató de las manos.
—Venga, comamos rápido —le apresuró, dirigiéndose a un árbol alejado, como si quisiese guardar algo de intimidad respecto al resto de los soldados. Nada que ver con la realidad. Su motivo principal era quedar fuera de su rango de visión, para que así no notasen su ausencia cuando se internasen en el santuario—. Hmm… Me da que aquí se está bien —aseguró, tras rodear parte del claro y llegar hasta un árbol situado en frente del lateral del edificio. Una posición en la que podían distinguir la verja que separaba el prado del huerto—. Esh… ta… ba… —farfullaba Datsue, ya con una bola de arroz en la boca—, yo… pen… san… do —tragó, y de lo poco que había masticado se atragantó. Con los ojos llorosos, tuvo que darse un par de palmadas en el pecho hasta que consiguió tragar por completo—. Estaba yo pensando —continuó al fin, deteniéndose un momento para beber del odre del agua—. Que así como nosotros vamos a por Masaru, quizá él también vaya a por Iekatsu en cuanto lo vea. Ya sabes, para saldar viejas deudas, sean las que sean. —Y, ahora que lo pensaba, dejar solo a Iekatsu no había sido la mejor de sus ideas. «Bueno, tiene a Tome consigo… aunque eso en una pelea es como tener nada, por mucha labia que tenga».
Otra bolita de arroz a la boca, que esta vez trató de engullir con más cuidado.
—Venga, va, va —le apresuró—. Vemos si hay una puerta trasera por la que infiltrarse o… —dudó—. ¿O nos hacemos los devotos y pedimos que nos dejen pasar por la puerta delantera? —Tenían demasiada pinta de ninjas, pero uno nunca sabía.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado