15/05/2018, 00:55
Etsu pudo observar cómo irónicamente, el supuesto legendario shinobi rubio pasaba como tres pueblos, un estadio de rugby, cinco vacas sagradas indias, un aguacate y quizás algo mas de lo que recién le decía acerca de haber desafiado su a su abuelo. En vez de eso, aseguró que podía descubrir a quienes habían hecho dicha gracia de panfleto tan solo con lo que él llamó su "byakugan". No cabía duda, éste tipo estaba chiflado, o bien se hacía el interesante delante del de mayor rango. Fuese como fuese, ¿de verdad existía una habilidad de rastreo tan poderosa? era impensable, incluso para un Inuzuka.
«Va... seguro que fanfarronea...»
Pero a Akame no pareció sorprenderle en absoluto, de hecho lo incentivó a hacerlo. No cabía duda de que a éste lo que realmente le interesaba era el funcionamiento de ese dojutsu. Poco a poco, y sin buscarlo, el Inuzuka había averiguado algo; aquello de lo que hablaba el rubio, era conocido por el de Uzushio, y era una técnica ocular.
Kisho sin embargo no lo puso tan sencillo. Antes de nada, había alguna condición que debían cumplir, o eso insinuó. El otro chico, Daigo, interrumpió al Hyuuga para advertirle. Enseñar algo de su clan así como así no era correcto, no al menos con alguien de otra villa de espectador. Pero, éste no se quiso bajar del burro. Kisho tachó de novato al que le advertía, asegurando que ya era mayorcito para tomar decisiones pese a su corta edad. Hombre, quedaba en duda... pero ciertamente, tampoco había desvelado nada. Quizás hasta se burlase de los otros tres y en vez de usar su habilidad del clan simplemente les hacía una bajada de pantalones en pos de mostrar un reluciente culo.
En éstos días, uno se podía esperar cualquier cosa.
Akane y Etsu se miraron, sin saber muy bien qué opinar. Casi al instante, ambos miraron hacia Kisho y su disparatada desdicha. Loco o sereno, estaba dispuesto a seguir con las suyas, y no iba a retractarse pese al consejo de su compañero de villa. Quizás hasta tuviesen que darle un puñetazo en plena jeta y bajarle los humos, pero por el momento el rastas decidió darle una oportunidad. Se limitó a observar sus movimientos y palabras. Tan solo le faltaba unas palomitas.
«Va... seguro que fanfarronea...»
Pero a Akame no pareció sorprenderle en absoluto, de hecho lo incentivó a hacerlo. No cabía duda de que a éste lo que realmente le interesaba era el funcionamiento de ese dojutsu. Poco a poco, y sin buscarlo, el Inuzuka había averiguado algo; aquello de lo que hablaba el rubio, era conocido por el de Uzushio, y era una técnica ocular.
Kisho sin embargo no lo puso tan sencillo. Antes de nada, había alguna condición que debían cumplir, o eso insinuó. El otro chico, Daigo, interrumpió al Hyuuga para advertirle. Enseñar algo de su clan así como así no era correcto, no al menos con alguien de otra villa de espectador. Pero, éste no se quiso bajar del burro. Kisho tachó de novato al que le advertía, asegurando que ya era mayorcito para tomar decisiones pese a su corta edad. Hombre, quedaba en duda... pero ciertamente, tampoco había desvelado nada. Quizás hasta se burlase de los otros tres y en vez de usar su habilidad del clan simplemente les hacía una bajada de pantalones en pos de mostrar un reluciente culo.
En éstos días, uno se podía esperar cualquier cosa.
Akane y Etsu se miraron, sin saber muy bien qué opinar. Casi al instante, ambos miraron hacia Kisho y su disparatada desdicha. Loco o sereno, estaba dispuesto a seguir con las suyas, y no iba a retractarse pese al consejo de su compañero de villa. Quizás hasta tuviesen que darle un puñetazo en plena jeta y bajarle los humos, pero por el momento el rastas decidió darle una oportunidad. Se limitó a observar sus movimientos y palabras. Tan solo le faltaba unas palomitas.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~