17/05/2018, 18:29
Eri se acercó al destartalado escritorio. Sobre él, y aparte del polvo, no había más que un fragmento de pergamino doblado un par de veces sobre sí mismo. Si tenía algo escrito en él, desde luego no iba a poder leerlo sin tocarlo.
Mientras tanto, Nabi estaba intentando llamar la atención de la kunoichi con sendos golpecitos con el dedo.
Mientras tanto, Nabi estaba intentando llamar la atención de la kunoichi con sendos golpecitos con el dedo.