20/05/2018, 11:23
—Los médicos son geniales, ¿verdad? Hace un tiempo estuve a punto de ver como morían dos personas delante mía, pero por suerte apareció una anciana que conocía sobre el ninjutsu médico y les salvó, desde entonces, les tengo un respeto adicional a los que se dedican a la medicina.
—Guau... —respondió, alucinada la kunoichi —. Supongo que si salvas vidas es que estás haciendo bien tu trabajo, creo que los ninjas médicos tienen menos reconocimiento del que deberían —puntualizó ella —. Bueno, algunos más que otros...
Pero su conversación se vio privada por la aparición de Hotaru, que comenzaba a curar la herida de su hermana menor.
—Es-Es mi culpa. Estábamos haciendo un entrenamiento de combate y la lancé un kunai a la pierna que no podía esquivar, me sobrepasé, lo siento.
La mujer pareció querer replicar, pero se contuvo mientras comenzaba a emitir chakra verdoso sobre la pierna herida. Luego miró a Eri y bufó, algo muy característico de las hermanas, si Riko se fijaba.
—Al menos él lo reconoce, tú y tu hermano siempre me ponéis excusas baratas —le reprochó a la pelirroja —. No te preocupes, Senju, si estábais entrenando es normal que sucedan estos accidentes —ahora le hablaba a él, y por su tono y semblante, parecía que no estaba enfadada con el chico.
—Guau... —respondió, alucinada la kunoichi —. Supongo que si salvas vidas es que estás haciendo bien tu trabajo, creo que los ninjas médicos tienen menos reconocimiento del que deberían —puntualizó ella —. Bueno, algunos más que otros...
Pero su conversación se vio privada por la aparición de Hotaru, que comenzaba a curar la herida de su hermana menor.
—Es-Es mi culpa. Estábamos haciendo un entrenamiento de combate y la lancé un kunai a la pierna que no podía esquivar, me sobrepasé, lo siento.
La mujer pareció querer replicar, pero se contuvo mientras comenzaba a emitir chakra verdoso sobre la pierna herida. Luego miró a Eri y bufó, algo muy característico de las hermanas, si Riko se fijaba.
—Al menos él lo reconoce, tú y tu hermano siempre me ponéis excusas baratas —le reprochó a la pelirroja —. No te preocupes, Senju, si estábais entrenando es normal que sucedan estos accidentes —ahora le hablaba a él, y por su tono y semblante, parecía que no estaba enfadada con el chico.