24/05/2018, 23:33
Y de pronto, así como quien no quiere la cosa, se armó la gorda.
El tipo de la katana bailaba el aserejé con unos palillos hincados en el dorso de la mano. El amigo del tipo que bailaba quería bailar también, pero parecía que le había bajado demasiado el azúcar, pues estaba blanco como el cuerno de un rinoceronte. El mesero había partido la barra de un golpe, y gritaba enfadado sin motivo aparente; quizás le estaba dando un iptus. Akane le había robado el plato de comida a Etsu. Un par de clientes habían salido corriendo. Algunos clientes gritaban como posesos, imitando al camarero pero sin dar porrazos y rompiendo cosas...
¿Sería el camarero algún tipo de cantante de rock?
Quizás, quizás... o meramente era un artista, expresando lo que sentía de manera literal y sin miramientos. Eso si, tenía a un buen séquito de seguidores que imitaban sus artísticos gritos. Fuese como fuese, todo se empezaba a ir a la puta. Era imposible, jodidamente imposible comer tranquilamente en ese maldito sitio. En cuanto llegase a casa, hablaría de lo mal que se comía en ese sitio a todo el mundo, eso de seguro.
Etsu tomó aire, intentando tranquilizarse, pues él era bastante impulsivo según decían. Tan rápido como una foca lamiendo polos, el tipo de la katana tomó el metal con la otra mano, e intentó asestar un tajo descendente al rastas. Éste, ni corto no perezoso, terminó saltando hacia un flanco. En el acto, dejó a su amparo el taburete, lo que quedaba de su plato, así como lo poco que también quedaba de la barra.
El tajo del tipo se adentró en la madera como si fuese mantequilla. El impacto fue seco y tosco, aunque llevadero. Sin embargo, ahí quedó atrapado el metal. Sin duda, blandir la espada con su mano torpe no era una de sus mayores facultades.
—¡HIJOEPUTAAAAAAAA! —bramó. No se lo pensó dos veces, y ahí dejó a su amparo la espada. Sin preámbulos, intentó asestarle una patada en plena cara el chico.
Etsu reaccionó de manera ágil, volviendo a moverse para que éste nuevo ataque tan gratuito no le diese tampoco. A cada segundo el sitio se volvía mas y mas hostil. Sin duda, le daría una mala fama al local cuando escuchase sobre éste. El tipo que acompañaba al de la espada, se lanzó violentamente contra el mesero, sin venir a cuento. Bueno, en realidad porque también se le veía dispuesto a participar en la trifulca, así que prevenía que le atacase por la espalda a su socio. Tan solo le cubría las espaldas al de la katana.
Con un brinco diestro y casi de competición, el rastas se reincorporó rápidamente. Encaró al tipo que insistía en atacarle, y antepuso las manos en son de paz —oye, oye, ooooye... que ha sido culpa tuya, yo ya te avisé de que me dejaras en paz
Pero el tipo no parecía comprenderlo. Sin venir a cuento, se enfadó mucho mas. Enrojeció, y las venas de la frente le palpitaban tanto que parecía un volcán a punto de entrar en erupción. De hecho, hasta acometió de nuevo contra el chico, intentando embestirlo contra las mesas. Etsu se apartó con un grácil movimiento a último momento, dejando tras de sí la pierna completamente estirada. Como consecuencia-reacción, el tipo cayó en redondo sobre la mesa donde anteriormente había estado comiendo una chica.
El tipo de la katana bailaba el aserejé con unos palillos hincados en el dorso de la mano. El amigo del tipo que bailaba quería bailar también, pero parecía que le había bajado demasiado el azúcar, pues estaba blanco como el cuerno de un rinoceronte. El mesero había partido la barra de un golpe, y gritaba enfadado sin motivo aparente; quizás le estaba dando un iptus. Akane le había robado el plato de comida a Etsu. Un par de clientes habían salido corriendo. Algunos clientes gritaban como posesos, imitando al camarero pero sin dar porrazos y rompiendo cosas...
¿Sería el camarero algún tipo de cantante de rock?
Quizás, quizás... o meramente era un artista, expresando lo que sentía de manera literal y sin miramientos. Eso si, tenía a un buen séquito de seguidores que imitaban sus artísticos gritos. Fuese como fuese, todo se empezaba a ir a la puta. Era imposible, jodidamente imposible comer tranquilamente en ese maldito sitio. En cuanto llegase a casa, hablaría de lo mal que se comía en ese sitio a todo el mundo, eso de seguro.
Etsu tomó aire, intentando tranquilizarse, pues él era bastante impulsivo según decían. Tan rápido como una foca lamiendo polos, el tipo de la katana tomó el metal con la otra mano, e intentó asestar un tajo descendente al rastas. Éste, ni corto no perezoso, terminó saltando hacia un flanco. En el acto, dejó a su amparo el taburete, lo que quedaba de su plato, así como lo poco que también quedaba de la barra.
¡¡SSSSFLAAAASHHH!!
El tajo del tipo se adentró en la madera como si fuese mantequilla. El impacto fue seco y tosco, aunque llevadero. Sin embargo, ahí quedó atrapado el metal. Sin duda, blandir la espada con su mano torpe no era una de sus mayores facultades.
—¡HIJOEPUTAAAAAAAA! —bramó. No se lo pensó dos veces, y ahí dejó a su amparo la espada. Sin preámbulos, intentó asestarle una patada en plena cara el chico.
Etsu reaccionó de manera ágil, volviendo a moverse para que éste nuevo ataque tan gratuito no le diese tampoco. A cada segundo el sitio se volvía mas y mas hostil. Sin duda, le daría una mala fama al local cuando escuchase sobre éste. El tipo que acompañaba al de la espada, se lanzó violentamente contra el mesero, sin venir a cuento. Bueno, en realidad porque también se le veía dispuesto a participar en la trifulca, así que prevenía que le atacase por la espalda a su socio. Tan solo le cubría las espaldas al de la katana.
Con un brinco diestro y casi de competición, el rastas se reincorporó rápidamente. Encaró al tipo que insistía en atacarle, y antepuso las manos en son de paz —oye, oye, ooooye... que ha sido culpa tuya, yo ya te avisé de que me dejaras en paz
Pero el tipo no parecía comprenderlo. Sin venir a cuento, se enfadó mucho mas. Enrojeció, y las venas de la frente le palpitaban tanto que parecía un volcán a punto de entrar en erupción. De hecho, hasta acometió de nuevo contra el chico, intentando embestirlo contra las mesas. Etsu se apartó con un grácil movimiento a último momento, dejando tras de sí la pierna completamente estirada. Como consecuencia-reacción, el tipo cayó en redondo sobre la mesa donde anteriormente había estado comiendo una chica.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~