25/05/2018, 01:24
Aunque había lanzado una de las dudas que mas le inquietaban, éste no pudo si no bromear con la respuesta. No lo tenía claro, pero lo que si tenía claro es que si había mas de un Stuffy, podría suponer una hecatombe. La verdad, pensándolo bien y en frío.... tal y como exponía a su amigo, cierto era.
Etsu no pudo evitar reír también, era absolutamente rotunda esa verdad. Tanto como la manga de un baby.
Y al fin, llegó el deseado momento. Ambos chicos tomaron posición en ese tatami tan peculiar. El puente se convertía en el patio de recreo para ese par de gamberros. Datsue realizó el sello de saludo ante la confrontación, y el Inuzuka lo realizó al igual. Saludados ambos, el momento para comenzar el combate ya estaba pactado. Ahora, quien quisiese podía comenzar.
El de cabellera azabache así se lo aclaró al rastas, tanto con palabras como con una rudimentaria y tradicional guardia. Ambos clavaron la mirada en la de su oponente, y fue entonces que el amante de los can se dio cuenta de algo realmente raro. Los ojos de su antagonista habían cambiado de color sin venir a cuento, ahora eran tan rojos como el trasero de un mono de esos que lanzan heces a diestro y siniestro.
«No vamos a ir a muerte, pero eso no quita que vayamos a combatir con todo lo que tengamos en nuestras manos... ¿verdad?»
Etsu tomó aire, y lo dejó escapar apenas un segundo después en un contenido y leve suspiro. No se quejaba, tan solo se concentraba. En un encuentro, la respiración es algo primordial. Cansarse en exceso por una mala costumbre respiratoria es un grave error...
Sonrió, y tras ello en un gesto tosco y rápido, removió la guardia de manera que no tenía ni pies ni cabeza. Sus uñas crecieron en el mismo gesto, su pelo se erizó en gran medida convirtiéndose casi en la melena de un gran león, y hasta sus colmillos crecieron. Crujió los nudillos, y tras ello el cuello.
—No seas muy rudo, que estoy un poco oxidado... jajaja
Volvió a retomar la guardia, aunque un tanto diferente, algo mas salvaje y menos estática. Sin pensarlo dos veces, emprendió carrera hacia su oponente. El primer contacto dice mucho sobre un rival, y por ello quería empezar poco a poco. No sabía nada de éste tipo... no podía arriesgar y perder por ser un maldito alocado. La estrategia es importante. Aunque no se tratase de un combate real, tampoco quería perder de buenas a primeras.
Al estar a distancia, si es que su oponente no la resguardaba, Etsu giró levemente sobre si mismo para confrontar con el flanco izquierdo a su oponente. En el mismo giro, alzó la pierna derecha, y girando ahora en el sentido contrario, buscaría marcar a Datsue con una potente patada descendente que terminaría cambiando su propia guardia al sentido contrario. Básicamente acababa de mezclar una patada giratoria y una lateral, todo ello sin girar por completo, tan solo de flanco a flanco contrario.
Etsu no pudo evitar reír también, era absolutamente rotunda esa verdad. Tanto como la manga de un baby.
Y al fin, llegó el deseado momento. Ambos chicos tomaron posición en ese tatami tan peculiar. El puente se convertía en el patio de recreo para ese par de gamberros. Datsue realizó el sello de saludo ante la confrontación, y el Inuzuka lo realizó al igual. Saludados ambos, el momento para comenzar el combate ya estaba pactado. Ahora, quien quisiese podía comenzar.
El de cabellera azabache así se lo aclaró al rastas, tanto con palabras como con una rudimentaria y tradicional guardia. Ambos clavaron la mirada en la de su oponente, y fue entonces que el amante de los can se dio cuenta de algo realmente raro. Los ojos de su antagonista habían cambiado de color sin venir a cuento, ahora eran tan rojos como el trasero de un mono de esos que lanzan heces a diestro y siniestro.
«No vamos a ir a muerte, pero eso no quita que vayamos a combatir con todo lo que tengamos en nuestras manos... ¿verdad?»
Etsu tomó aire, y lo dejó escapar apenas un segundo después en un contenido y leve suspiro. No se quejaba, tan solo se concentraba. En un encuentro, la respiración es algo primordial. Cansarse en exceso por una mala costumbre respiratoria es un grave error...
Sonrió, y tras ello en un gesto tosco y rápido, removió la guardia de manera que no tenía ni pies ni cabeza. Sus uñas crecieron en el mismo gesto, su pelo se erizó en gran medida convirtiéndose casi en la melena de un gran león, y hasta sus colmillos crecieron. Crujió los nudillos, y tras ello el cuello.
—No seas muy rudo, que estoy un poco oxidado... jajaja
Volvió a retomar la guardia, aunque un tanto diferente, algo mas salvaje y menos estática. Sin pensarlo dos veces, emprendió carrera hacia su oponente. El primer contacto dice mucho sobre un rival, y por ello quería empezar poco a poco. No sabía nada de éste tipo... no podía arriesgar y perder por ser un maldito alocado. La estrategia es importante. Aunque no se tratase de un combate real, tampoco quería perder de buenas a primeras.
Al estar a distancia, si es que su oponente no la resguardaba, Etsu giró levemente sobre si mismo para confrontar con el flanco izquierdo a su oponente. En el mismo giro, alzó la pierna derecha, y girando ahora en el sentido contrario, buscaría marcar a Datsue con una potente patada descendente que terminaría cambiando su propia guardia al sentido contrario. Básicamente acababa de mezclar una patada giratoria y una lateral, todo ello sin girar por completo, tan solo de flanco a flanco contrario.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~