13/06/2018, 23:22
Datsue se llevó la palma de la mano a la cara y suspiró, como haría un chico cansado de explicarle un ejercicio básico de matemáticas a su hermano pequeño.
—Watasashi Aiko, sí, ¿quién sino? —preguntó, sarcástico—. La chica con la que estaba cuando Ayame casi nos jode mi primera vez, ¿recuerdas? La chica con la que fui al Desierto del País del Viento —Datsue le había contado alguna cosa por encima de aquella aventura. Pero intuía que no le había dado importancia. Que consideraba a Aiko una aventura de tantas que había tenido, como en su día había sido la de Noemi—. Después de aquello nos empezamos a ver más a menudo… —le reveló—. ¿A dónde te creías que me iba todos los Tsuchiyōbi? ¿No te pareció sospechoso? Joder, sé que soy bueno mintiendo, ¡pero me conoces más que eso! —le espetó. Todavía recordaba las excusas que le ponía cuando se iba. A cada cual más rocambolesca.
»La última vez que nos vimos, ella me dejó una carta, y… —se llevó una mano inconsciente al pecho—. Y… —carraspeó, aclarándose la garganta—. Y no la volví a ver desde entonces. Cuatro meses y ocho días, Akame. Cuatro meses y ocho días preguntándome qué coño había sido de ella. Qué le habría pasado. Por qué no acudía a las citas. Por qué mi Sello de Rastreo siempre apuntaba a la misma jodida dirección —sonrió. Qué iluso había sido—. Ella es inmortal, me decía. No pudo haberle pasado nada. Estará de misión. O liada. O simplemente ya no quiere saber nada más de mí. Hasta que el otro día…
»Me encontré a Keisuke. Le conoces, ¿verdad?
—Watasashi Aiko, sí, ¿quién sino? —preguntó, sarcástico—. La chica con la que estaba cuando Ayame casi nos jode mi primera vez, ¿recuerdas? La chica con la que fui al Desierto del País del Viento —Datsue le había contado alguna cosa por encima de aquella aventura. Pero intuía que no le había dado importancia. Que consideraba a Aiko una aventura de tantas que había tenido, como en su día había sido la de Noemi—. Después de aquello nos empezamos a ver más a menudo… —le reveló—. ¿A dónde te creías que me iba todos los Tsuchiyōbi? ¿No te pareció sospechoso? Joder, sé que soy bueno mintiendo, ¡pero me conoces más que eso! —le espetó. Todavía recordaba las excusas que le ponía cuando se iba. A cada cual más rocambolesca.
»La última vez que nos vimos, ella me dejó una carta, y… —se llevó una mano inconsciente al pecho—. Y… —carraspeó, aclarándose la garganta—. Y no la volví a ver desde entonces. Cuatro meses y ocho días, Akame. Cuatro meses y ocho días preguntándome qué coño había sido de ella. Qué le habría pasado. Por qué no acudía a las citas. Por qué mi Sello de Rastreo siempre apuntaba a la misma jodida dirección —sonrió. Qué iluso había sido—. Ella es inmortal, me decía. No pudo haberle pasado nada. Estará de misión. O liada. O simplemente ya no quiere saber nada más de mí. Hasta que el otro día…
»Me encontré a Keisuke. Le conoces, ¿verdad?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado