29/06/2018, 23:21
El Uchiha se llevó la mano a la frente frente a la pregunta del Inuzuka, y no tardó absolutamente nada tras ver su sangre de replicar que allí el único al que se le iba la perola era a él. Evidentemente ofendido, puesto que en ese debate por ver quién estaba o no mal de la azotea, su antagonista ganaba de calle... el chico no pudo evitar mostrar su mueca y evidente desacuerdo. No, no había manera en que su autodefensa no hubiese sido mas que correcta. Lo había hecho porque a ese chico se le había ido el juego de las manos, ni mas ni menos.
—No soy yo el que está peleando como si la vida le fuese en ello por algún tipo de movida rara... ¿acaso te has drogado o qué?
Sin embargo, no podía dejar de lado la otra opción, que estuviese en un auténtico apuro. El chico, apenas hubo respingado, logró descifrar en el ambiente un claro olor animal —además de su hermano— no demasiado lejos, pues el aroma era intenso. Tan intenso, que se podía escuchar. Tan intenso, que el chico tuvo que girar el rostro para poder observar un carromato que se dirigía a toda velocidad hacia ellos. Quizás no para pasar sobre ellos, pero si que destrozaría a Akane si no se apartaba. Por desgracia para él, no reaccionaba.
Ni lo pensó, era un riesgo, pero debía hacerlo.
Rápido como un rayo, pese a que le dolía como mil infiernos el costado y el estómago, salió corriendo directo y sin titubeos hacia su huskie. Apenas lo hubiese podido alcanzar, lo tomaría y rodaría hacia un costado, buscando ajustarse de manera holgada al paso del susodicho carruaje.
—Maldita sea... ¡tsk! —chasqueó la lengua, incapaz de ocultar que verdaderamente le dolía la herida.
Pero mas le dolería dejar a su hermano en el sitio y verlo atropellado, sin duda eligió bien.
—No soy yo el que está peleando como si la vida le fuese en ello por algún tipo de movida rara... ¿acaso te has drogado o qué?
Sin embargo, no podía dejar de lado la otra opción, que estuviese en un auténtico apuro. El chico, apenas hubo respingado, logró descifrar en el ambiente un claro olor animal —además de su hermano— no demasiado lejos, pues el aroma era intenso. Tan intenso, que se podía escuchar. Tan intenso, que el chico tuvo que girar el rostro para poder observar un carromato que se dirigía a toda velocidad hacia ellos. Quizás no para pasar sobre ellos, pero si que destrozaría a Akane si no se apartaba. Por desgracia para él, no reaccionaba.
Ni lo pensó, era un riesgo, pero debía hacerlo.
Rápido como un rayo, pese a que le dolía como mil infiernos el costado y el estómago, salió corriendo directo y sin titubeos hacia su huskie. Apenas lo hubiese podido alcanzar, lo tomaría y rodaría hacia un costado, buscando ajustarse de manera holgada al paso del susodicho carruaje.
—Maldita sea... ¡tsk! —chasqueó la lengua, incapaz de ocultar que verdaderamente le dolía la herida.
Pero mas le dolería dejar a su hermano en el sitio y verlo atropellado, sin duda eligió bien.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~