30/06/2018, 00:24
Y como si estuviesen jugando al ping pong, pasaron de uno a otro las culpas como si fuesen una mera pelota. Casi parecía un comportamiento infantil, si es que no lo era. Datsue, buscando quedar en mejor lugar, de nuevo cruzó la culpa de todo el jaleo a Etsu, alegando que era él quien casi lo deja ciego de por vida, y su perro casi lo deja cojo. El teatro se le daba bien, sin lugar a dudas, o eso o bien estaba como una puta cabra y era capaz de creerse hasta sus propias mentiras.
«Increíble, vamos...»
Sin embargo, lo que realmente era increíble es que el conductor del maldito carro que casi atropella a Akane se agregó al conflicto sin ton ni son. Estaba claro que había sido cosa de no mirar por donde iba que casi los revienta de un testarazo, pero no contento con ello alzó la voz en pos de insultar.
Por suerte o por desgracia, la cosa no duró mucho. El que estaba a su vera lo calló de un sopapo, uno rotundo y que drásticamente le quitó el mal humor al hombre. Etsu apenas había tenido tiempo para devolerle las palabras cuando su hermano se disculpó en su nombre, y preguntó si se encontraban bien. El hombre, con un palillo en la boca y un acento de lo mas peculiar, realmente no parecía tener nada que ver con su supuesto hermano. Ya fuese en las maneras, como en la manera de hablar... había un drástico cambio.
—Poco ha faltado para que atropellasen a Akane —informó, buscando averiguar si estaba bien.
Akane espabilaba en ese mismo instante, como si hubiese sido preso de algún tipo de artimaña del Uchiha. Etsu no pudo contener sus emociones, y lo abrazó con fuerza, a la par que frotaba su cabeza. Se alegraba de veras de que estuviese bien.
—Ya está, ya está... —le susurró a su can, dándole ánimos.
«Increíble, vamos...»
Sin embargo, lo que realmente era increíble es que el conductor del maldito carro que casi atropella a Akane se agregó al conflicto sin ton ni son. Estaba claro que había sido cosa de no mirar por donde iba que casi los revienta de un testarazo, pero no contento con ello alzó la voz en pos de insultar.
Por suerte o por desgracia, la cosa no duró mucho. El que estaba a su vera lo calló de un sopapo, uno rotundo y que drásticamente le quitó el mal humor al hombre. Etsu apenas había tenido tiempo para devolerle las palabras cuando su hermano se disculpó en su nombre, y preguntó si se encontraban bien. El hombre, con un palillo en la boca y un acento de lo mas peculiar, realmente no parecía tener nada que ver con su supuesto hermano. Ya fuese en las maneras, como en la manera de hablar... había un drástico cambio.
—Poco ha faltado para que atropellasen a Akane —informó, buscando averiguar si estaba bien.
Akane espabilaba en ese mismo instante, como si hubiese sido preso de algún tipo de artimaña del Uchiha. Etsu no pudo contener sus emociones, y lo abrazó con fuerza, a la par que frotaba su cabeza. Se alegraba de veras de que estuviese bien.
—Ya está, ya está... —le susurró a su can, dándole ánimos.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~