1/07/2018, 22:50
Sin duda, el chico que tenía en frente era quisquilloso, de esos tipos que saben tocar las pelotas de manera natural, como el que respira. Le salía de manera gutural, del maldito interior... un interior que sin duda estaba podrido. Así lo mostró de nuevo, haciendo del comentario del chico otro desliz a su ver, e incluso llamándolo ignorante de su gastronomía.
Era asombroso, y para nada en el buen sentido.
Etsu se encogió de hombros nuevamente, mientras ladeaba la cabeza de un lado a otro. Lo tenía claro, mas que claro. Lanzar palabras contra una pared era sinónimo de que éstas rebotasen en contra, carentes de valor. Era perder el tiempo hablar con él, y por ende no pensaba gastar lo mas valioso del mundo; el tiempo.
—Como digas... —le dio la razón, como a un tonto.
Al devolverle la seta, Etsu pensó que todo había terminado ahí, y pensó incluso que se podría retirar sin mayor problema. En ésta ocasión si que fue inocente, pues lejos de eso, su antagonista se agazapó en cuclillas, y ofreció la seta. El Inuzuka quedó perplejo —de nuevo— al ver la acción, que sin duda iba dirigida a Akane «¿¿en serio??»
—¿Qué cojones haces? Akane no es tan tonto co- —y tuvo que retractarse en sus palabras. Para su sorpresa, su hermano había salido corriendo directo y sin titubeos hacia Datsue. Para él, aunque estaba en manos de un enemigo, había un buen bocado que le llamaba.
»¿¡AKANE QUE COÑO HACES!? —bramó, iracundo.
Sin embargo, al intentar moverse, hincó la rodilla en el suelo. El costado le ardía, más a cada segundo que éste pasaba sangrando. No pudo hacer mas que llevarse la mano al costado, encogido por el propio dolor.
«Maldita sea...»
Alzó la mirada de nuevo, viendo que su huskie había terminado comiendose la seta que él mismo había rechazado. No entendía porqué, Akane no era así de tonto... sin duda alguna, era el mas listo del dúo.
Era asombroso, y para nada en el buen sentido.
Etsu se encogió de hombros nuevamente, mientras ladeaba la cabeza de un lado a otro. Lo tenía claro, mas que claro. Lanzar palabras contra una pared era sinónimo de que éstas rebotasen en contra, carentes de valor. Era perder el tiempo hablar con él, y por ende no pensaba gastar lo mas valioso del mundo; el tiempo.
—Como digas... —le dio la razón, como a un tonto.
Al devolverle la seta, Etsu pensó que todo había terminado ahí, y pensó incluso que se podría retirar sin mayor problema. En ésta ocasión si que fue inocente, pues lejos de eso, su antagonista se agazapó en cuclillas, y ofreció la seta. El Inuzuka quedó perplejo —de nuevo— al ver la acción, que sin duda iba dirigida a Akane «¿¿en serio??»
—¿Qué cojones haces? Akane no es tan tonto co- —y tuvo que retractarse en sus palabras. Para su sorpresa, su hermano había salido corriendo directo y sin titubeos hacia Datsue. Para él, aunque estaba en manos de un enemigo, había un buen bocado que le llamaba.
»¿¡AKANE QUE COÑO HACES!? —bramó, iracundo.
Sin embargo, al intentar moverse, hincó la rodilla en el suelo. El costado le ardía, más a cada segundo que éste pasaba sangrando. No pudo hacer mas que llevarse la mano al costado, encogido por el propio dolor.
«Maldita sea...»
Alzó la mirada de nuevo, viendo que su huskie había terminado comiendose la seta que él mismo había rechazado. No entendía porqué, Akane no era así de tonto... sin duda alguna, era el mas listo del dúo.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~