8/08/2018, 23:08
Conforme los chicos continuaban su intenso intercambio de palabras, y algo más que palabras, una chica hizo gala de presencia. La mirada del Inuzuka, de Akane, e incluso del matón que tenía el rastas enfrentado, buscaron a la hiena que audaz y fugaz se deslizaba de una mesa a otra. Serpenteando, y con un aparente hambre titánico, la chica iba tomando todos aquellos alimentos carentes de dueño que habían en el local.
Tan solo faltó una planta rodante cruzando la sala entre tanto. El momento quedó como en plena partida de póker, con unas cuantas caras que no sabían reflejar una clara emoción.
«¿Y ésta...?»
Pero para Akane no fue mas que una musa, la musa de sus sueños. Al animal, que tenía un estómago capaz de arruinar a un bufé, lo que andaba haciendo la chica le pareció la idea mas genial y grandiosa del puto universo; aprovechar todo el jaleo para hincharse a comer.
Pero alguien tenía un punto inflexible al respecto.
Un golpe seco y tosco sobre la barra reclamó la atención de los allí presentes. El causante no era otro si no el mismo tendero, el dueño del local. Tenía una clara expresión de pocos amigos, y el ceño tan fruncido que se podía lavar ropa sobre el mismo. En sus manos tenía una ballesta, claramente cargada, y dispuesta apuntando hacia la chica.
—¡LA COMIDA NO ES GRATIS! —sentenció el hombre; claramente no bromeaba.
»¿¡SALID TODOS DE MI LOCAL AHORA MISMO!?
El hombre no, sin duda no bromeaba. Estaba dispuesto a disparar a los chicos que había ahí, y amenazaba con el arma a todos, buscando con la mira de uno a otro, dejando claras las intenciones, por si no lo estaban. Etsu alzó las manos, incluso se sorprendió de la situación. Akane, y el otro maleante también alzaron las manos, en pos de declarar la rendición. A nadie le hacía gracia arriesgarse a llevarse un flechazo del arma ese.
—Va, va... ya nos vamos, no hay porqué ponerse así...
El Inuzuka sacó unos cuantos billetes de la chaqueta, y los dejó en una mesa cercana —aquí tiene, perdón por las molestias... —sobre la mesa dejó mas que suficiente como para pagar la comida propia, la mesa rota, e incluso la comida del resto del restaurante. Tras ello, caminó lentamente hacia la salida, sin dejar de mirar al mesero. Akane y el maleante ofertaron la misma iniciativa.
Tan solo faltó una planta rodante cruzando la sala entre tanto. El momento quedó como en plena partida de póker, con unas cuantas caras que no sabían reflejar una clara emoción.
«¿Y ésta...?»
Pero para Akane no fue mas que una musa, la musa de sus sueños. Al animal, que tenía un estómago capaz de arruinar a un bufé, lo que andaba haciendo la chica le pareció la idea mas genial y grandiosa del puto universo; aprovechar todo el jaleo para hincharse a comer.
Pero alguien tenía un punto inflexible al respecto.
Un golpe seco y tosco sobre la barra reclamó la atención de los allí presentes. El causante no era otro si no el mismo tendero, el dueño del local. Tenía una clara expresión de pocos amigos, y el ceño tan fruncido que se podía lavar ropa sobre el mismo. En sus manos tenía una ballesta, claramente cargada, y dispuesta apuntando hacia la chica.
—¡LA COMIDA NO ES GRATIS! —sentenció el hombre; claramente no bromeaba.
»¿¡SALID TODOS DE MI LOCAL AHORA MISMO!?
El hombre no, sin duda no bromeaba. Estaba dispuesto a disparar a los chicos que había ahí, y amenazaba con el arma a todos, buscando con la mira de uno a otro, dejando claras las intenciones, por si no lo estaban. Etsu alzó las manos, incluso se sorprendió de la situación. Akane, y el otro maleante también alzaron las manos, en pos de declarar la rendición. A nadie le hacía gracia arriesgarse a llevarse un flechazo del arma ese.
—Va, va... ya nos vamos, no hay porqué ponerse así...
El Inuzuka sacó unos cuantos billetes de la chaqueta, y los dejó en una mesa cercana —aquí tiene, perdón por las molestias... —sobre la mesa dejó mas que suficiente como para pagar la comida propia, la mesa rota, e incluso la comida del resto del restaurante. Tras ello, caminó lentamente hacia la salida, sin dejar de mirar al mesero. Akane y el maleante ofertaron la misma iniciativa.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~