9/08/2018, 01:22
Datsue, lejos de pedir perdón o admitir que se había equivocado, se golpeó el pecho —no literalmente— cual gorila en celo, remarcando su enorme ego y virilidad. El chico no dijo una sola palabra con sentido. Alegó que eran hongos, y todo hongo era bueno para el cuerpo porque venía de la naturaleza.
«¿¡Pero..»—...QUEEEÉ!?
No, no podía dar crédito a lo que el Uchiha escupía. Era absurdo, surrealista... ¿acaso se había escapado de algún psiquiátrico?
—Tío, tú estás mal de la cabeza, eso está mas que claro —sentenció, pues era imposible que una persona cuerda estuviese regurgitando esa clase de locuras.
Antes de que pudiese siquiera resignarse a golpearlo de nuevo —pues ganas no le faltaban— Akane comenzó a actuar realmente extraño. Se tambaleó un par de veces, y se asustó en parte de Datsue. No le culpaba, el tipo tampoco era una buena caniche. Pero hasta se asustó de Etsu, su hermano de otra madre. Hasta el mismo suelo comenzó a atemorizarlo. Era como si estuviese en la casa de los horrores.
—Akane... —acercó su mano hacia el can —¿estas bien?
Y sin venir a cuento, le mordió la mano con fuerza, como si la vida le fuese en ello.
—LA MADRE QUE TE— —y tuvo que contenerse, retirando la mano, y llevando su mirada cargada de odio hacia el Uchiha.
El Inuzuka no tuvo mas remedio que dejar tranquilo al huskie, que terminó escondiendose bajo sus propias zarpas, buscando aislarse del mundo; un mundo que para nada resultaba agradable.
«¿¡Pero..»—...QUEEEÉ!?
No, no podía dar crédito a lo que el Uchiha escupía. Era absurdo, surrealista... ¿acaso se había escapado de algún psiquiátrico?
—Tío, tú estás mal de la cabeza, eso está mas que claro —sentenció, pues era imposible que una persona cuerda estuviese regurgitando esa clase de locuras.
Antes de que pudiese siquiera resignarse a golpearlo de nuevo —pues ganas no le faltaban— Akane comenzó a actuar realmente extraño. Se tambaleó un par de veces, y se asustó en parte de Datsue. No le culpaba, el tipo tampoco era una buena caniche. Pero hasta se asustó de Etsu, su hermano de otra madre. Hasta el mismo suelo comenzó a atemorizarlo. Era como si estuviese en la casa de los horrores.
—Akane... —acercó su mano hacia el can —¿estas bien?
Y sin venir a cuento, le mordió la mano con fuerza, como si la vida le fuese en ello.
—LA MADRE QUE TE— —y tuvo que contenerse, retirando la mano, y llevando su mirada cargada de odio hacia el Uchiha.
El Inuzuka no tuvo mas remedio que dejar tranquilo al huskie, que terminó escondiendose bajo sus propias zarpas, buscando aislarse del mundo; un mundo que para nada resultaba agradable.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~