13/08/2018, 20:05
—¡N... no, no, espera! ¡Ayame, no, no se acabó! —gritó Daruu tras ella, lleno de rabia, y Ayame, sin saber bien por qué, se detuvo en seco enrabietado, lágrimas en los ojos—. ¡Es sólo que no me habías contado nada sobre Aiko! ¡Me lo has ocultado! Y... ¡y no entiendes que a veces un ninja debe tomar decisiones difíciles! ¡Ese era el momento! Tenía que recoger información, y tú y Kaido sólo queríais darle de hostias hasta matarlo. Lo siento por mentar a los Kajitsu, pero tampoco es justo que me llames traidor sin esperar a que te cuente cómo fue. ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué le diese una paliza ahí mismo? ¡Con el otro Uchiha delante! Además, era un puto Bunshin. Ayame...
Pero Ayame temblaba, con los puños apretados a ambos lados de los costados. Al final, sin poder contenerse por más tiempo, se volvió hacia él. Y, al igual que los suyos, sus ojos estaban cargados de rabia ciega y tristeza desgarradora.
—¡La idea de la emboscada fue tuya! ¡TUYA! ¡Yo ni siquiera quería verle la cara a ese imbécil! ¡Vosotros me convencisteis de ello! —le recordó—. ¡Y si no dije nada sobre Aiko-san fue porque no sé casi nada! Yui-sama me estaba ordenando que me arrodillarse y suplicara perdón por lo que el mismo Datsue me había hecho hacerle o acabaría en el fondo del lago como ella, ¡eso es lo único que sé! ¿Crees que estaba en condiciones de preguntarle de qué estaba hablando? ¡Estaba muerta de miedo! ¡QUISO MATARME! ¡Y todo por culpa de ese estúpido Uchiha que no tenía otra cosa en la cabeza que joderme la vida porque le interrumpí sin querer en un encuentro amoroso! ¡NO ES JUSTO! —concluyó berreando y con sus entrañas ardiendo con la fuerza de mil infiernos—. ¡Y no contento con eso te selló una bola de fuego para que la dispararas contra mí! ¡Y me engañó para que fumara! ¡E intentó matarme cortándome el hilo del que me estaba deslizando a decenas de metros de altura cuando estuve a punto de descubrirle!
>>Dime, Daruu-san —recalcó a propósito—. ¿No estaba en mi derecho de darle la bofetada? ¿Cómo querías que me sintiera después de ver cómo te largabas con él dejándonos a nosotros, tus compañeros de aldea, atrás?
Terminó de hablar, y cuando lo hizo se dio cuenta de que jadeaba tratando de recuperar el aire perdido.
Pero Ayame temblaba, con los puños apretados a ambos lados de los costados. Al final, sin poder contenerse por más tiempo, se volvió hacia él. Y, al igual que los suyos, sus ojos estaban cargados de rabia ciega y tristeza desgarradora.
—¡La idea de la emboscada fue tuya! ¡TUYA! ¡Yo ni siquiera quería verle la cara a ese imbécil! ¡Vosotros me convencisteis de ello! —le recordó—. ¡Y si no dije nada sobre Aiko-san fue porque no sé casi nada! Yui-sama me estaba ordenando que me arrodillarse y suplicara perdón por lo que el mismo Datsue me había hecho hacerle o acabaría en el fondo del lago como ella, ¡eso es lo único que sé! ¿Crees que estaba en condiciones de preguntarle de qué estaba hablando? ¡Estaba muerta de miedo! ¡QUISO MATARME! ¡Y todo por culpa de ese estúpido Uchiha que no tenía otra cosa en la cabeza que joderme la vida porque le interrumpí sin querer en un encuentro amoroso! ¡NO ES JUSTO! —concluyó berreando y con sus entrañas ardiendo con la fuerza de mil infiernos—. ¡Y no contento con eso te selló una bola de fuego para que la dispararas contra mí! ¡Y me engañó para que fumara! ¡E intentó matarme cortándome el hilo del que me estaba deslizando a decenas de metros de altura cuando estuve a punto de descubrirle!
>>Dime, Daruu-san —recalcó a propósito—. ¿No estaba en mi derecho de darle la bofetada? ¿Cómo querías que me sintiera después de ver cómo te largabas con él dejándonos a nosotros, tus compañeros de aldea, atrás?
Terminó de hablar, y cuando lo hizo se dio cuenta de que jadeaba tratando de recuperar el aire perdido.