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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#15
Daruu hizo lo que cualquier persona debería de haber hecho en un momento como aquél: cerrar la boca y los ojos y clavar la barbilla en el pecho, aguantando el chaparrón como el agricultor que transporta cereales de un lado a otro del País de la Tormenta. Apretó los párpados y formó una roca con los puños, como si eso fuera a hacer que el rapapolvo de Ayame le doliera menos.

¡Tienes razón! —le dijo, cuando la kunoichi acabó—. ¡Tienes razón en todo! Y sabía que ibas a estar enfadada conmigo. Tienes mil razones para estarlo. Pero aún así... —razonó—. ¡Aún así, Ayame, creo que hice lo correcto! ¡Sentí que Datsue ocultaba una información que debía obtener! ¡Cómo shinobi de Amegakure, lo consideré una prioridad! —Alzó el rostro y la miró con ojos vidriosos—. Y era mucho más grande de lo que creía. Quiero compartirlo contigo, pero necesito estar a solas. Ahora sólo quiero que me perdones.

Daruu suspiró y dejó caer los brazos, abatido. Ayame no era de las que se convencían fácilmente con una simple disculpa, y más después de haberla llamado por el nombre de los Kajitsu, infames traidores de Amegakure que habían formado una banda supremacista del clan Hōzuki y que se habían camelado a Ayame aprovechando un momento de inferioridad con la intención de arrebatarle el bijuu por la fuerza más tarde.

Y sin embargo, ¿qué podía hacer sino aguantar el chaparrón? Si no vendía sus cereales, el agricultor de Yachi no se ganaría la vida.

Ayame, Datsue tendrá que pagar el precio de sus errores contigo. Bueno, considerando que perdió el status de jōnin por ello yo diría que ha pagado... una parte. —Se encogió de hombros. Si él fuera Ayame, tampoco lo consideraría suficiente—. Pero esto... esto es serio. Yui podría estar en peligro. Y además, yo no soy un traidor, pero hay alguien que...

Daruu pareció reparar en algo. Dio un respingo, miró un momento de reojo a Eri y suspiró.

No puedo contarte más ahora mismo, pero pretendo confiártelo todo. Y a Kaido. Aunque él preferirá pegarme primero y hablar después.

No era un chiste. Tenía la certeza de que así sería.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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Mensajes en este tema
RE: Un atardecer en la costa del Remolino - por Amedama Daruu - 14/08/2018, 02:08


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