16/08/2018, 16:21
(Última modificación: 16/08/2018, 16:21 por Inuzuka Etsu.)
Karamaru no tardó en retractarse, sus palabras podían suponer un peligro emocional para la pequeña, o al menos así lo hizo ver la madre. Quizás había sido demasiado sobreprotectora, pero no podía ser de otra forma, era su madre. Aunque lo que ésta no esperaba para nada fue que la pequeña si que supiese sobre las luces y grito del que hablaron los jóvenes. Reika se adelantó, y preguntó a la pequeña qué le decía su padre cuando la buscaba. No tardó en añadir que tanto ella como su compañero estaban allí para que pudiese volver a dormir tranquila.
La pequeña mostró una clara confusión con su mueca —solo lo escucho por la noche cuando llama a mi amiga, pero nunca lo veo. —Aclaró la pequeña, que aún no entendía cómo iba a saber qué preguntaba el hombre.
—El hombre vive en el campanario del pueblo vecino. Nadie lo ha visitado desde hace bastante tiempo... ya saben porqué.
Porque el pueblo estaba embrujado.
Fuera como fuera, ya casi habían terminado de desayunar la mujer y la hija. Ésta apenas tenía un bocado de pan entre manos, y a no mucho tardar tendría que preparar las cosas del colegio, como su madre había dicho.
La pequeña mostró una clara confusión con su mueca —solo lo escucho por la noche cuando llama a mi amiga, pero nunca lo veo. —Aclaró la pequeña, que aún no entendía cómo iba a saber qué preguntaba el hombre.
—El hombre vive en el campanario del pueblo vecino. Nadie lo ha visitado desde hace bastante tiempo... ya saben porqué.
Porque el pueblo estaba embrujado.
Fuera como fuera, ya casi habían terminado de desayunar la mujer y la hija. Ésta apenas tenía un bocado de pan entre manos, y a no mucho tardar tendría que preparar las cosas del colegio, como su madre había dicho.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~