21/08/2018, 16:34
(Última modificación: 23/08/2018, 16:24 por Uchiha Akame.)
«Gracias a los dioses...»
Pese a que estaba a punto de desfallecer, Akame no pudo evitar sentir cierto alivio cuando escuchó la voz de uno de los guardias de la puerta acercándose detrás de él. Todavía tenía a un jinchuuriki descontrolado y enloquecido delante, probablemente confuso pero sin duda sediento de sangre, pero al menos ya no estaba solo. El Uchiha trató de incorporarse mientras el experimentado jōnin se acercaba a la bestia envuelto en una capa de chakra Raiton que Akame pudo reconocer; «es la misma técnica que utilizó ese condenado mercenario...»
Con dificultad, el Uchiha acabó por levantarse. En sus ojos todavía refulgía el Sharingan —las tres aspas habían vuelto a aparecer alrededor de la pupila del ojo izquierdo— y estaban clavados en los del descontrolado Datsue... O lo que quedaba de él.
«Datsue-kun, dije que iba a salvarte... Y eso es lo que pienso hacer.»
Akame sabía que había demasiadas cosas que podían salir mal en ese momento. Nunca había intentado meter en un Genjutsu a un jinchuuriki, pero intuía que el chakra del Shukaku lo haría todo más difícil. Sin embargo, pocas otras opciones tenía en su estado actual. Tenía que jugarse el todo por el todo.
Haciendo acopio de valor, mientras le temblaban las piernas, fijó su Sharingan en los ojos del jinchuuriki y trató de invadir su sistema con chakra. La ilusión reflejaría la realidad, con una sencilla diferencia; en lugar de ser Akame quien se encontraba frente al enloquecido Datsue...
Estaba Watasashi Aiko.
Pese a que estaba a punto de desfallecer, Akame no pudo evitar sentir cierto alivio cuando escuchó la voz de uno de los guardias de la puerta acercándose detrás de él. Todavía tenía a un jinchuuriki descontrolado y enloquecido delante, probablemente confuso pero sin duda sediento de sangre, pero al menos ya no estaba solo. El Uchiha trató de incorporarse mientras el experimentado jōnin se acercaba a la bestia envuelto en una capa de chakra Raiton que Akame pudo reconocer; «es la misma técnica que utilizó ese condenado mercenario...»
Con dificultad, el Uchiha acabó por levantarse. En sus ojos todavía refulgía el Sharingan —las tres aspas habían vuelto a aparecer alrededor de la pupila del ojo izquierdo— y estaban clavados en los del descontrolado Datsue... O lo que quedaba de él.
«Datsue-kun, dije que iba a salvarte... Y eso es lo que pienso hacer.»
Akame sabía que había demasiadas cosas que podían salir mal en ese momento. Nunca había intentado meter en un Genjutsu a un jinchuuriki, pero intuía que el chakra del Shukaku lo haría todo más difícil. Sin embargo, pocas otras opciones tenía en su estado actual. Tenía que jugarse el todo por el todo.
Haciendo acopio de valor, mientras le temblaban las piernas, fijó su Sharingan en los ojos del jinchuuriki y trató de invadir su sistema con chakra. La ilusión reflejaría la realidad, con una sencilla diferencia; en lugar de ser Akame quien se encontraba frente al enloquecido Datsue...
Estaba Watasashi Aiko.