23/08/2018, 14:01
Kawaki regresó al cabo de unos minutos. Tal y como le había ordenado Koda, llevaba un barreño lleno de agua y varias gasas. Se acercó a la camilla donde yacía Eri y una sonrisa iluminó su rostro al verla despierta.
—¡Menos mal que has despertado! —dijo, mientras se agachaba para dejar el barreño en el suelo y se volvía hacia la anciana—. Koda-sama, he traído lo que me... —Se interrumpió al darse cuenta de que la mujer, entre ronquidos, daba ligeros cabeceos contra su pecho, profundamente dormida—. Oh... pero bueno, qué mujer...
No tuvo más remedio que encargarse él de la tarea. Mojó las gasas en el barreño de agua y las estrujó hasta quitarles todo el líquido posible. Después se acercó a Eri, y comenzó a limpiar sus heridas con sumo cuidado. Al menos era algo que sí podía hacer.
—¿Cómo te encuentras? —le preguntó con amabilidad—. ¿Puedo preguntaros qué ha ocurrido?
Stuffy parecía decidido a simplemente joderle la existencia. No sólo había frustrado su intento de huida, sino que ahora le había destrozado las pocas pertenencias que tenía.
—¡¿Qué cojones quieres de mí, maldito chucho!? ¡Déjame en paz! —respondió a sus ladridos, sacudiendo la lanza en un gesto amenazador antes de girar sobre sus talones y echar a andar de nuevo en dirección contraria. Tampoco le importaba dejar sus cosas atrás, ya empezaría una nueva vida en algún otro sitio.
—¡Menos mal que has despertado! —dijo, mientras se agachaba para dejar el barreño en el suelo y se volvía hacia la anciana—. Koda-sama, he traído lo que me... —Se interrumpió al darse cuenta de que la mujer, entre ronquidos, daba ligeros cabeceos contra su pecho, profundamente dormida—. Oh... pero bueno, qué mujer...
No tuvo más remedio que encargarse él de la tarea. Mojó las gasas en el barreño de agua y las estrujó hasta quitarles todo el líquido posible. Después se acercó a Eri, y comenzó a limpiar sus heridas con sumo cuidado. Al menos era algo que sí podía hacer.
—¿Cómo te encuentras? —le preguntó con amabilidad—. ¿Puedo preguntaros qué ha ocurrido?
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[/b]Stuffy parecía decidido a simplemente joderle la existencia. No sólo había frustrado su intento de huida, sino que ahora le había destrozado las pocas pertenencias que tenía.
—¡¿Qué cojones quieres de mí, maldito chucho!? ¡Déjame en paz! —respondió a sus ladridos, sacudiendo la lanza en un gesto amenazador antes de girar sobre sus talones y echar a andar de nuevo en dirección contraria. Tampoco le importaba dejar sus cosas atrás, ya empezaría una nueva vida en algún otro sitio.