26/08/2018, 01:55
Datsue trataba de hacer lo que mejor se le daba: huir. Huir como alma que llevaba el diablo, de todo y de todos. El problema era que no sabía hacia dónde. Por un lado, tenía a Shukaku. El control sobre sus pesadillas, siempre de sobresaliente, rompían en aquella ocasión la barrera del diez y le enseñaba nuevas maneras enrevesadas en las que uno podía torturar a alguien. Por el otro lado, el refugio de su conciencia, a la que acudía para evadirse del Ichibi, no le esperaba de brazos abiertos como venía siendo habitual. En su lugar le recibía con una puñalada por la espalda. Y en el hígado. Y en los pulmones. Y en cada parte de su ser. Y algo peor, mucho peor, escondido bajo el dolor físico…
Una certeza mortal. Una verdad que su mente trataba de ocultársela a sí misma, para protegerse de un daño mucho mayor. «No pienses en ello. No pienses, no pienses, no pienses… No…»
La luz le atravesó los párpados como aguijones de abeja, inclemente. Era la hora. Por mucho que tratase de retrasarlo, era la hora.
—Explicate, Uchiha Datsue. Y explicate lo mejor que puedas. Explicate como si tus huevos dependiesen de ello, porque es muy probable que así sea.
¿Ni cinco minutos de misericordia? ¿No le dejaban ni tomarse un respiro antes de dejar caer la hoja de la guillotina sobre su cuello?
Abrió la boca, y notó el paladar extremadamente seco. Tanto que le daban ganas de vomitar.
—Yo… —le rascaba la garganta en cada murmullo—. Estábamos… luchando. —Sí, estaban combatiendo. De eso se acordaba—. Y… entonces… —Y entonces Datsue era alcanzado por un Suiton y Raiton combinado. Y entonces Datsue caía en las profundidades del lago. Y entonces Shukaku le tendía una mano, inquietantemente amable—. Perdí… el… control… Yo… —Los ojos se le humedecieron. ¿Y Akame? ¿¡Y su Hermano!?—. Dónde… —trató de moverse, pero era como si le hubiesen clavado miles de agujas por todo el cuerpo y el mero hecho de deslizarse un centímetro agudizase un dolor ya de por sí intenso. Con el rabillo del ojo, no obstante, creyó distinguirlo en la cama de al lado—. ¿Mi Hermano? ¿Está… bien?
Por los Dioses. ¿Qué había hecho?
Una certeza mortal. Una verdad que su mente trataba de ocultársela a sí misma, para protegerse de un daño mucho mayor. «No pienses en ello. No pienses, no pienses, no pienses… No…»
La luz le atravesó los párpados como aguijones de abeja, inclemente. Era la hora. Por mucho que tratase de retrasarlo, era la hora.
—Explicate, Uchiha Datsue. Y explicate lo mejor que puedas. Explicate como si tus huevos dependiesen de ello, porque es muy probable que así sea.
¿Ni cinco minutos de misericordia? ¿No le dejaban ni tomarse un respiro antes de dejar caer la hoja de la guillotina sobre su cuello?
Abrió la boca, y notó el paladar extremadamente seco. Tanto que le daban ganas de vomitar.
—Yo… —le rascaba la garganta en cada murmullo—. Estábamos… luchando. —Sí, estaban combatiendo. De eso se acordaba—. Y… entonces… —Y entonces Datsue era alcanzado por un Suiton y Raiton combinado. Y entonces Datsue caía en las profundidades del lago. Y entonces Shukaku le tendía una mano, inquietantemente amable—. Perdí… el… control… Yo… —Los ojos se le humedecieron. ¿Y Akame? ¿¡Y su Hermano!?—. Dónde… —trató de moverse, pero era como si le hubiesen clavado miles de agujas por todo el cuerpo y el mero hecho de deslizarse un centímetro agudizase un dolor ya de por sí intenso. Con el rabillo del ojo, no obstante, creyó distinguirlo en la cama de al lado—. ¿Mi Hermano? ¿Está… bien?
Por los Dioses. ¿Qué había hecho?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado