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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#58
¿Alguna vez han visto a un matón pegando una paliza a un moribundo? La impotencia que transmite la víctima. La total indefensión. Los simples quejidos de dolor como única respuesta. Pues eso sucedía allí. Datsue era el chico que agonizaba en el suelo lamiéndose las heridas; Hanabi, el matón que llegaba y, por diversión, empezaba a sacudirle a patadas. En las costillas. En el hígado. En pleno rostro. Y Datsue no podía hacer nada por evitarlo. Había demasiada diferencia de estatus. De físico. De salud.

En su lugar, el dolor que sentía su cuerpo se agudizaba. Tanto que creyó que iba a colapsar. Tanto que una chispa de rebeldía se prendió para evitar que pensamientos suicidas acudiesen a su mente, en un mecanismo de autodefensa.

¿Sabe… usted… por qué Akame y yo tenemos siempre estas ojeras? —Lo dudaba. Ninguno de los dos había dicho nunca a Hanabi que el Shukaku invadía sus sueños para convertirlos en auténticas torturas. Ni a él, ni a nadie que quedase con vida. La única que lo había llegado a saber era Koko, en paz descanse—. Es por Shukaku. Cada vez que nos dormimos, invade nuestros sueños —masculló lentamente, con la boca seca—. Nos hace ver cosas horribles. Nos hace ver cómo matamos a nuestros seres queridos. También a Shiona. A Gouna. A… —le tembló la voz—. A demasiados. Y el pueblo nos acusa. Con usted a la cabeza. Nos apresáis en masa y nos dais una paliza. Nos claváis katanas, shurikens, kunais… Nos sacáis los intestinos con las manos mientras permanecemos todavía con vida. Y, para rematar, nos arrancáis los ojos. Uno… a… uno… —Y Datsue se quedaba en la superficie. La tortura de Shukaku era mucho más que física. Era psicológica. Era ponzoñosa, inyectando desconfianza, miedos e inquietudes que antes no tenían—. Y entonces nos despertamos, empapados en sudor como si hubiésemos corrido un maratón. Y cuando nos volvemos a dormir, vuelve a suceder. Y otra, y otra, y otra. Y al final de la noche habremos dormido, quizá, dos horas, siendo generosos.

»Tiene usted razón, no estaba preparado para ser jinchūriki —tuvo que hacer un esfuerzo titánico para no desgarrarse por completo la garganta y no elevar su voz—. Pero asumí la carga sin quejarme ni un solo día. Sin esperar nada a cambio. Sin esperar que alguien, aunque fuese un solo día, viniese a preguntarnos qué tal lo llevábamos. Sin esperar que nadie se tomase la molestia de tratar de perfeccionar la chapuza de sello que nos puso Zoku. —Sí, Datsue había fallado a la Villa, pero Hanabi había estado fallando a los Hermanos del Desierto desde hacía casi un año. ¿Qué le había dado libertad? No, ¡lo que había hecho era abandonarlo a su suerte! ¿Era ese un pensamiento que nacía de su corazón, o de los susurros ácidos de Shukaku? No lo sabía. A aquellas alturas, ya no era capaz de diferenciarlos—. Me tuve que rehacer a mí mismo, con el solo apoyo de mi Hermano, para soportar esta carga. Y hoy... hoy he fallado. Y si le pasa algo a mi Hermano, yo... Yo... —parpadeó varias veces, tratando de contener las lágrimas. No podía derrumbarse. No ahora—. Solo le pido... Solo le pido que me juzgue no solo por el día en que le fallé, sino también por los 239 días y sus noches que mantuve al demonio a raya.
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



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RE: Hombre de ciencia, Hombre de fe - por Uchiha Datsue - 29/08/2018, 17:01


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