9/09/2018, 20:43
Y cuando el camarero se marchó con las comandas, Daruu comenzó su relato.
Modificó ligeramente la historia, y habló de cómo se había reunido con Datsue para rendirle cuentas sin mencionar que, justo antes, le habían tendido una emboscada ellos dos junto a Kaido. Y habló de su conversación con él, lejos de sus compañeros. Ayame ya sabía que Datsue estaba enamorado de Aiko, de hecho ella misma había utilizado aquel sentimiento para atacarle justo en el punto que más le dolía. Lo que no sabía, era el modo en el que había terminado en el fondo del lago. Al parecer, en su equipo había un genin y un chuunin y, en una disputa entre ambos, Aiko también terminó enfrentándose al de mayor rango. Todo ello derivó en que el chuunin terminó por reportar a la Arashikage a los genin por insubordinación y Aiko, que se encaró también a Yui, terminó siendo castigada, muerta y sellada en el fondo del lago.
—A quién se le ocurre... —comentó Ayame tapándose los ojos con una mano. Ella ya había experimentado la ira de la Arashikage en sus propias carnes hasta en tres ocasiones diferentes, y una de ellas la había conducido a terminar en el calabozo encerrada durante tres días.
Sin embargo, el quid de la cuestión estaba por llegar: Datsue conocía esa información porque un shinobi de Amegakure se lo había contado. Y todos en aquella mesa sabían bien que ir soltando información privada de las aldeas era considerado alta traición y era penado, precisamente, con la muerte.
Un escalofrío recorrió su espalda.
—Sí, debió ser el genin... —coincidió ella.
—Así que esta misma noche me reuniré con Shanise-senpai y le contaré todo —culminó Daruu.
Y Ayame, que a aquellas alturas prácticamente se había olvidado del enfado que tenía con él, le miró alarmada.
—Pero, Daruu... Quizás te estés precipitando... Ya sabemos lo que conlleva filtrar información de las aldeas, pero si lo que está buscando es salvar a Aiko-san de su castigo... —se mordió el labio inferior—. No es como si hubiera revelado algo como la posición de la aldea o quién es el jinch... Imagínate que yo fuera Aiko, ¿qué harías tú entonces? ¿No buscarías la manera de sacarme de ahí?
Modificó ligeramente la historia, y habló de cómo se había reunido con Datsue para rendirle cuentas sin mencionar que, justo antes, le habían tendido una emboscada ellos dos junto a Kaido. Y habló de su conversación con él, lejos de sus compañeros. Ayame ya sabía que Datsue estaba enamorado de Aiko, de hecho ella misma había utilizado aquel sentimiento para atacarle justo en el punto que más le dolía. Lo que no sabía, era el modo en el que había terminado en el fondo del lago. Al parecer, en su equipo había un genin y un chuunin y, en una disputa entre ambos, Aiko también terminó enfrentándose al de mayor rango. Todo ello derivó en que el chuunin terminó por reportar a la Arashikage a los genin por insubordinación y Aiko, que se encaró también a Yui, terminó siendo castigada, muerta y sellada en el fondo del lago.
—A quién se le ocurre... —comentó Ayame tapándose los ojos con una mano. Ella ya había experimentado la ira de la Arashikage en sus propias carnes hasta en tres ocasiones diferentes, y una de ellas la había conducido a terminar en el calabozo encerrada durante tres días.
Sin embargo, el quid de la cuestión estaba por llegar: Datsue conocía esa información porque un shinobi de Amegakure se lo había contado. Y todos en aquella mesa sabían bien que ir soltando información privada de las aldeas era considerado alta traición y era penado, precisamente, con la muerte.
Un escalofrío recorrió su espalda.
—Sí, debió ser el genin... —coincidió ella.
—Así que esta misma noche me reuniré con Shanise-senpai y le contaré todo —culminó Daruu.
Y Ayame, que a aquellas alturas prácticamente se había olvidado del enfado que tenía con él, le miró alarmada.
—Pero, Daruu... Quizás te estés precipitando... Ya sabemos lo que conlleva filtrar información de las aldeas, pero si lo que está buscando es salvar a Aiko-san de su castigo... —se mordió el labio inferior—. No es como si hubiera revelado algo como la posición de la aldea o quién es el jinch... Imagínate que yo fuera Aiko, ¿qué harías tú entonces? ¿No buscarías la manera de sacarme de ahí?