10/09/2018, 21:24
Daruu se quedó mirándola durante varios instantes, y Ayame sintió que se le congelaba el corazón en el pecho. Sabía que esas condiciones eran terriblemente difíciles, que ambos eran shinobi y se debían ciegamente a la voluntad de su Kage, pero una parte de ella se estremeció de terror ante la posibilidad de que él fuera capaz de dejarla sufrir un castigo eterno sin más.
—Pues probablemente haría lo mismo que está haciendo Datsue, buscar la manera de sacarte de ahí —respondió al final, para su propio alivio—. Se lo comentaré a Shanise, a ver si conseguimos que la perdonen. En cualquier caso, si lo que me has dicho sobre ella es cierto, será más fácil tratar con ella que con Yui.
Ayame sonrió a su vez.
—Shanise-senpai es muy comprensiva. Seguro que te escuchará, ¡es increíble! —exclamó con fervor.
—Y en cuanto al genin... no queda otra que reportarlo. ¿Y si empezase a revelar más información, Ayame? ¿Quién sabe lo que ese genin sabrá? Podría tener datos confidenciales muy graves. Precisamente, como la identidad del jinchuuriki. Yo no quiero arriesgarme a ignorarlo.
—Lo sé. Lo entiendo —murmuró, cabizbaja.
Afortunadamente, pocas eran las personas que conocían su identidad como jinchuuriki. Si lo supieran todas las personas de la aldea, las posibilidades de que alguien terminara yéndose de la lengua eran escalofriantemente altas. ¿Y entonces qué haría en una situación así? ¡La pondrían en peligro!
—Bueno, ya está... —añadió Daruu, dirigiéndose directamente a Eri—. Lo siento por hacerte partícipe de todo esto, Eri. Pero realmente no me importa que escuches, sé que eres diferente que Datsue. Lo siento también por decirlo, pero es lo que hay, nos ha hecho bastante la puñeta.
—No puedo culparos —contestó ella, encogiéndose de hombros—. Muchas veces ha sido exasperarte incluso conmigo, así que lo entiendo.
—He visto en la carta que hay aros de cebolla, ¿queréis que los pidamos?
Eri asintió, y poco después llegó el camarero con las tres pizzas que habían pedido. Ayame aprovechó el momento para pedirle educadamente los aros de cebolla y después, más felices y relajados, se dedicaron a sus respectivos platos.
Quién le iba a decir a Ayame que quizás aquella fuera la última comida que compartiera con su buena amiga...
—Pues probablemente haría lo mismo que está haciendo Datsue, buscar la manera de sacarte de ahí —respondió al final, para su propio alivio—. Se lo comentaré a Shanise, a ver si conseguimos que la perdonen. En cualquier caso, si lo que me has dicho sobre ella es cierto, será más fácil tratar con ella que con Yui.
Ayame sonrió a su vez.
—Shanise-senpai es muy comprensiva. Seguro que te escuchará, ¡es increíble! —exclamó con fervor.
—Y en cuanto al genin... no queda otra que reportarlo. ¿Y si empezase a revelar más información, Ayame? ¿Quién sabe lo que ese genin sabrá? Podría tener datos confidenciales muy graves. Precisamente, como la identidad del jinchuuriki. Yo no quiero arriesgarme a ignorarlo.
—Lo sé. Lo entiendo —murmuró, cabizbaja.
Afortunadamente, pocas eran las personas que conocían su identidad como jinchuuriki. Si lo supieran todas las personas de la aldea, las posibilidades de que alguien terminara yéndose de la lengua eran escalofriantemente altas. ¿Y entonces qué haría en una situación así? ¡La pondrían en peligro!
—Bueno, ya está... —añadió Daruu, dirigiéndose directamente a Eri—. Lo siento por hacerte partícipe de todo esto, Eri. Pero realmente no me importa que escuches, sé que eres diferente que Datsue. Lo siento también por decirlo, pero es lo que hay, nos ha hecho bastante la puñeta.
—No puedo culparos —contestó ella, encogiéndose de hombros—. Muchas veces ha sido exasperarte incluso conmigo, así que lo entiendo.
—He visto en la carta que hay aros de cebolla, ¿queréis que los pidamos?
Eri asintió, y poco después llegó el camarero con las tres pizzas que habían pedido. Ayame aprovechó el momento para pedirle educadamente los aros de cebolla y después, más felices y relajados, se dedicaron a sus respectivos platos.
Quién le iba a decir a Ayame que quizás aquella fuera la última comida que compartiera con su buena amiga...