11/09/2018, 02:26
(Última modificación: 11/09/2018, 02:28 por Umikiba Kaido. Editado 2 veces en total.)
Daruu, finalmente, le proporcionó a Kaido el último cabo suelto, y ese no era sino el papel que jugaría Keisuke en aquella enmarañada red de acontecimientos que culminaron finalmente con su muerte. Él, el chico de ojos color ámbar, había sido el soplón que habría contado lo sucedido con Watasashi Aiko a Datsue, en un efímero intento de salvar a su compañera y, que a fin de cuentas, le llevaría a su inmerecido final.
Ahora tenía sentido que Datsue le pidiera a su Kage bunshin que no lo matase. El Uchiha sabía que algo de culpa iba a tener si aquel fatídico destino acaba alcanzando a su chivato, y que con ello, las probabilidades de salvar a su amada se iban totalmente a pique. Era un perder y perder.
—Cometió un error. Y los errores en Amegakure se pagan a cuota fija —explicó, con voz sosegada—. sólo espero que su muerte lo reafirme lo suficiente como para otro puto loco que quiera ir a chivarle algo a un extranjero se lo piense, al menos, dos veces. Más aún en los tiempos tan jodidos que se vienen.
Aquello había sido una confirmación, desde luego.
—Espero no pienses mal de mi, pero fue una orden directa de un superior. No sé si en nuestra posición hay otras formas de interpretar una directriz tan... tajante, pero considero que no tenía muchas opciones más que la de cumplir con lo pedido, o dejarlo escapar. Entre él y yo...
Daruu conocía bien a Kaido. Sabía cuando se jactaba de las cosas por querer lucir sus méritos. Aquello, sin embargo, según lo fuera contando, no sonaba para nada ser algo que le hiciera sentir orgulloso. Keisuke no era un trofeo. Sino un, a lo que llaman algunos, desafortunado daño colateral.
Ahora tenía sentido que Datsue le pidiera a su Kage bunshin que no lo matase. El Uchiha sabía que algo de culpa iba a tener si aquel fatídico destino acaba alcanzando a su chivato, y que con ello, las probabilidades de salvar a su amada se iban totalmente a pique. Era un perder y perder.
—Cometió un error. Y los errores en Amegakure se pagan a cuota fija —explicó, con voz sosegada—. sólo espero que su muerte lo reafirme lo suficiente como para otro puto loco que quiera ir a chivarle algo a un extranjero se lo piense, al menos, dos veces. Más aún en los tiempos tan jodidos que se vienen.
Aquello había sido una confirmación, desde luego.
—Espero no pienses mal de mi, pero fue una orden directa de un superior. No sé si en nuestra posición hay otras formas de interpretar una directriz tan... tajante, pero considero que no tenía muchas opciones más que la de cumplir con lo pedido, o dejarlo escapar. Entre él y yo...
Daruu conocía bien a Kaido. Sabía cuando se jactaba de las cosas por querer lucir sus méritos. Aquello, sin embargo, según lo fuera contando, no sonaba para nada ser algo que le hiciera sentir orgulloso. Keisuke no era un trofeo. Sino un, a lo que llaman algunos, desafortunado daño colateral.