13/09/2018, 00:16
(Última modificación: 13/09/2018, 00:23 por Sasaki Reiji. Editado 1 vez en total.)
—No me puedo creer lo que estás diciendo. ¿Estás hablando en serio?¿Eso es lo que es ser shinobi para ti? ¿Engañar a la gente porque sí a cambio de unas monedas? ¿Pero qué demonios os enseñan en la Academia de Uzushiogakure? No sólo estás convencido de que ese hombre es un estafador, sino que le defiendes y no haces nada por la gente a la que está engañando. ¡Gente de tu misma aldea! ¡La aldea a la que juraste defender!
Por supuesto que lo defendía. El estafador era tan habitante de mi aldea como la gente que había ido hasta allí a pasar el rato. Y ademas, no estaba haciendo ningún daño a nadie. No había heridos, ni era un juego peligroso, solo se servia de su ingenio para sacar unas monedas. La gente iba a jugar a sabiendas de lo que había. Bajo su propio riesgo. Aquel hombre no apuntaba a nadie con un arma y lo obligaba a gastarse los ryos en su juego. Era como si la gente pagara para que alguien jugara con ellos. Pagaba por entretenimiento. Unos se dejaban su dinero en tabaco y alcohol ¿Por que otros no podían hacerlo en juegos?
—Nosotros somos shinobi, sí. ¡Por supuesto que usamos el arte del engaño! ¡Pero no engañamos a gente inocente, servimos para proteger a nuestros hogares! ¡A nuestra aldea! ¡Y tú estás haciendo todo lo opuesto a eso! Según tu lógica, ¿entonces robar o matar tampoco es un delito porque lo hacemos también los ninjas? ¡VENGA YA!
¿Que no engañábamos a gente inocente? ¿ Que no engañábamos a cambio de unas monedas? ¿En que clase de mundo idílico estaba viviendo aquella chica? Por supuesto que se engañaba a inocentes todos los días durante alguna misión, era el pan de cada de un shinobi, ¿Y por que? Pues para ganar unas monedas y así poder vivir, por que del aire no se come, ni se paga una casa, ni las armas que utilizamos.
No pude reaccionar a tiempo a lo que sucedió a continuación. Mis reflejos no eran tan buenos, y desde luego mi cuerpo tampoco era tan rápido. Para cuando me di cuenta, la muchacha había sacado tres agujas de su porta objetos y las había lanzado contra los cubilites del hombre. ¿Pero y si llegaba a fallar? ¿Y si llegaba a herir a un civil?
—¡Ese hombre os está estafando! ¡No se os ocurra darle ni un sólo ryō más!
—¡¿Pero cómo te atreves, niñata?!
—¡¿PERO TU ESTAS LOCA O QUE TE PASA?!¡¿POR QUE ALZAS TUS ARMAS CONTRA UN CIVIL?! —grité mientras me interponía entre la muchacha y el hombre. —No tienes ni idea de nada. ¿Acaso crees que esta gente no sabe a lo que viene? ¿Crees que toda esta gente es tonta, que no saben lo que hay? Pues claro que vienen a sabiendas, pero se la juegan por que creen que saben o pueden ver el truco. Pagan para divertirse. ¿Acaso has visto a este hombre obligando a alguien a jugar a su juego? Por supuesto que no. Todo el que se gasta sus ryos aquí sabe a lo que viene. —Para los de ame, todos los aldeanos de uzu debían de ser tontos, por que vamos...—Has juzgado a todos los aquí presentes como si fuesen tontos fáciles de engañar sin ni siquiera conocerlos, has utilizado tus armas contra los civiles de mi villa sin tener ningún tipo de cuidado. ¿Que hubiese pasado si el hombre reaccionara apartando los cubiletes? Habrías herido a un civil y ¿Por que? ¿Por ofrecer diversión a cambio de unas monedas?
Por supuesto que lo defendía. El estafador era tan habitante de mi aldea como la gente que había ido hasta allí a pasar el rato. Y ademas, no estaba haciendo ningún daño a nadie. No había heridos, ni era un juego peligroso, solo se servia de su ingenio para sacar unas monedas. La gente iba a jugar a sabiendas de lo que había. Bajo su propio riesgo. Aquel hombre no apuntaba a nadie con un arma y lo obligaba a gastarse los ryos en su juego. Era como si la gente pagara para que alguien jugara con ellos. Pagaba por entretenimiento. Unos se dejaban su dinero en tabaco y alcohol ¿Por que otros no podían hacerlo en juegos?
—Nosotros somos shinobi, sí. ¡Por supuesto que usamos el arte del engaño! ¡Pero no engañamos a gente inocente, servimos para proteger a nuestros hogares! ¡A nuestra aldea! ¡Y tú estás haciendo todo lo opuesto a eso! Según tu lógica, ¿entonces robar o matar tampoco es un delito porque lo hacemos también los ninjas? ¡VENGA YA!
¿Que no engañábamos a gente inocente? ¿ Que no engañábamos a cambio de unas monedas? ¿En que clase de mundo idílico estaba viviendo aquella chica? Por supuesto que se engañaba a inocentes todos los días durante alguna misión, era el pan de cada de un shinobi, ¿Y por que? Pues para ganar unas monedas y así poder vivir, por que del aire no se come, ni se paga una casa, ni las armas que utilizamos.
No pude reaccionar a tiempo a lo que sucedió a continuación. Mis reflejos no eran tan buenos, y desde luego mi cuerpo tampoco era tan rápido. Para cuando me di cuenta, la muchacha había sacado tres agujas de su porta objetos y las había lanzado contra los cubilites del hombre. ¿Pero y si llegaba a fallar? ¿Y si llegaba a herir a un civil?
—¡Ese hombre os está estafando! ¡No se os ocurra darle ni un sólo ryō más!
—¡¿Pero cómo te atreves, niñata?!
—¡¿PERO TU ESTAS LOCA O QUE TE PASA?!¡¿POR QUE ALZAS TUS ARMAS CONTRA UN CIVIL?! —grité mientras me interponía entre la muchacha y el hombre. —No tienes ni idea de nada. ¿Acaso crees que esta gente no sabe a lo que viene? ¿Crees que toda esta gente es tonta, que no saben lo que hay? Pues claro que vienen a sabiendas, pero se la juegan por que creen que saben o pueden ver el truco. Pagan para divertirse. ¿Acaso has visto a este hombre obligando a alguien a jugar a su juego? Por supuesto que no. Todo el que se gasta sus ryos aquí sabe a lo que viene. —Para los de ame, todos los aldeanos de uzu debían de ser tontos, por que vamos...—Has juzgado a todos los aquí presentes como si fuesen tontos fáciles de engañar sin ni siquiera conocerlos, has utilizado tus armas contra los civiles de mi villa sin tener ningún tipo de cuidado. ¿Que hubiese pasado si el hombre reaccionara apartando los cubiletes? Habrías herido a un civil y ¿Por que? ¿Por ofrecer diversión a cambio de unas monedas?