16/09/2018, 19:42
Escuchó atentamente todas y cada una de las palabras de Datsue, al principio con algo de tensión, pues el Intrépido podía tener algunas ideas que fácilmente podían desembocar en la primera gran guerra shinobi de esta época. Pero conforme avanzó en su discurso, tan largo como de costumbre, Hanabi fue relajando la expresión.
Finalmente, cuando Datsue acabó, el Uzukage se reclinó en su silla.
— Eres bueno, Datsue. Eres muy bueno. Sobretodo guardándote ases en la manga como si jugásemos con cinco o seis barajas. — hizo una breve pausa antes de seguir, sabiendo que estaba dandole alas al mayor peligro que tenía en la villa. — No tengo objeciones con la primera idea, contra más información tengamos, mejor. Además es seguro y asequible. Ya discutiremos los detalles cuando vayais a partir.
»Respecto a la segunda, no. ¿Quieres que mande a mis dos jinchurikis a buscar a un tercer jinchuriki y a un talentoso escapista? ¿Y esperar a que después el chico salga solo de su país para asaltarle? Eso podrían ser meses deambulando por el País de la Tormenta, contando que en Ame dejen salir a Aotsuki Ayame así como así después de lo sucedido. Todo el riesgo que no hay en la primera idea me lo has acumulado en la segunda.
Fue un no categórico, una negativa sin turno de replica ni segundas partes. Se levantó y se dirigió a la puerta para acompañar a sus shinobis.
— Podéis pasaros por el hospital, si queréis, ahí os darán lo que pidáis como siempre. Descansad y en un par de días venid y aclaramos todos los detalles de vuestra misión.
»Muy buen trabajo hoy, muchachos. Habéis marcado la diferencia entre estar recogiendo cadáveres toda la noche y estar en la playa buscando mensajes de amor y odio. Seguid así.
Intentó animarles, pero el cansancio y la tensión hicieron que pareciese un anciano animando a sus nietos en un partido de fútbol, más que un superior dando la enhorabuena por un trabajo bien hecho.
Finalmente, cuando Datsue acabó, el Uzukage se reclinó en su silla.
— Eres bueno, Datsue. Eres muy bueno. Sobretodo guardándote ases en la manga como si jugásemos con cinco o seis barajas. — hizo una breve pausa antes de seguir, sabiendo que estaba dandole alas al mayor peligro que tenía en la villa. — No tengo objeciones con la primera idea, contra más información tengamos, mejor. Además es seguro y asequible. Ya discutiremos los detalles cuando vayais a partir.
»Respecto a la segunda, no. ¿Quieres que mande a mis dos jinchurikis a buscar a un tercer jinchuriki y a un talentoso escapista? ¿Y esperar a que después el chico salga solo de su país para asaltarle? Eso podrían ser meses deambulando por el País de la Tormenta, contando que en Ame dejen salir a Aotsuki Ayame así como así después de lo sucedido. Todo el riesgo que no hay en la primera idea me lo has acumulado en la segunda.
Fue un no categórico, una negativa sin turno de replica ni segundas partes. Se levantó y se dirigió a la puerta para acompañar a sus shinobis.
— Podéis pasaros por el hospital, si queréis, ahí os darán lo que pidáis como siempre. Descansad y en un par de días venid y aclaramos todos los detalles de vuestra misión.
»Muy buen trabajo hoy, muchachos. Habéis marcado la diferencia entre estar recogiendo cadáveres toda la noche y estar en la playa buscando mensajes de amor y odio. Seguid así.
Intentó animarles, pero el cansancio y la tensión hicieron que pareciese un anciano animando a sus nietos en un partido de fútbol, más que un superior dando la enhorabuena por un trabajo bien hecho.