17/09/2018, 19:43
—Compadre —saludó, con una media sonrisa—. ¿Listo para dar con el paradero de esos hijoputas?
—¡Qué remedio! —exclamó el Uchiha, sin ser capaz de disimular la emoción que le imbuía. Sí, localizar la guarida de los pisacharcos era importante. Especialmente por si la paz se rompía. Por eso estaba allí Akame, y por eso Hanabi había accedido a enviarles de misión. Datsue también, pero, por mucho que no quisiese pensar en ello, no era por eso que su corazón se agitaba como un potrillo en campo abierto. No, el motivo no podía ser más distinto, y a la vez tan parecido…
Y es que, al fin, Uchiha Datsue sabría exactamente donde se localizaba Watasashi Aiko.
Los Hermanos del Desierto subieron por las escaleras hasta el despacho de Hanabi, quien parecía estar en medio del desayuno. Estaba muy cambiado respecto a la última vez —apenas dos días atrás—. Las arrugas por el cansancio, las ojeras, y los ojos rojos por la falta de sueño habían desaparecido. También la voz crispada de un hombre que ha recibido demasiados golpes. Era un hombre nuevo, que contempla el nacimiento del día con alegría y esperanza y no con temor.
—Buenos días, Hanabi-sama —respondió, realizando una pequeña pero florida reverencia—. Es lo que tiene dormir dos días seguidos, señor —respondió ante el halago—. Casi empezábamos a cansarnos de tanto descansar —bromeó.
No tardó en tomar asiento, tal y como les había pedido, y el recibimiento fue tan coloquial y ameno que casi comete el desliz de desparramarse sobre el asiento como si estuviese en su casa. Suerte que todo un año junto a su Hermano le había enseñado a guardar la compostura incluso de forma inconsciente cuando la situación lo requería.
—Pues hay poco que contar. Básicamente nos la pasamos durmiendo —informó, sincero—. No, muchas gracias. Yo vengo recién desayunado.
— Ya sabéis lo que dicen del desayuno.
—¿Qué dicen? —preguntó, intrigado. Conocía un par de frases hechas al respecto, pero no creía que se refiriese a ellas.
—¡Qué remedio! —exclamó el Uchiha, sin ser capaz de disimular la emoción que le imbuía. Sí, localizar la guarida de los pisacharcos era importante. Especialmente por si la paz se rompía. Por eso estaba allí Akame, y por eso Hanabi había accedido a enviarles de misión. Datsue también, pero, por mucho que no quisiese pensar en ello, no era por eso que su corazón se agitaba como un potrillo en campo abierto. No, el motivo no podía ser más distinto, y a la vez tan parecido…
Y es que, al fin, Uchiha Datsue sabría exactamente donde se localizaba Watasashi Aiko.
Los Hermanos del Desierto subieron por las escaleras hasta el despacho de Hanabi, quien parecía estar en medio del desayuno. Estaba muy cambiado respecto a la última vez —apenas dos días atrás—. Las arrugas por el cansancio, las ojeras, y los ojos rojos por la falta de sueño habían desaparecido. También la voz crispada de un hombre que ha recibido demasiados golpes. Era un hombre nuevo, que contempla el nacimiento del día con alegría y esperanza y no con temor.
—Buenos días, Hanabi-sama —respondió, realizando una pequeña pero florida reverencia—. Es lo que tiene dormir dos días seguidos, señor —respondió ante el halago—. Casi empezábamos a cansarnos de tanto descansar —bromeó.
No tardó en tomar asiento, tal y como les había pedido, y el recibimiento fue tan coloquial y ameno que casi comete el desliz de desparramarse sobre el asiento como si estuviese en su casa. Suerte que todo un año junto a su Hermano le había enseñado a guardar la compostura incluso de forma inconsciente cuando la situación lo requería.
—Pues hay poco que contar. Básicamente nos la pasamos durmiendo —informó, sincero—. No, muchas gracias. Yo vengo recién desayunado.
— Ya sabéis lo que dicen del desayuno.
—¿Qué dicen? —preguntó, intrigado. Conocía un par de frases hechas al respecto, pero no creía que se refiriese a ellas.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado