18/09/2018, 15:52
—Buenos días, Hanabi-sama —respondió Akame, con una diligente inclinación de cabeza. No se podían descuidar las formas—. Bien, gracias. ¿Y usted?
Luego tomó asiento junto a su Hermano, mientras el mandatario les ofrecía algo de desayunar.
—Yo también he comido ya, gracias —se limitó a responder, tan lacónico como solía. Lo cierto era que su cuerpo todavía estaba expulsando la ingente cantidad de drogas tranquilizantes que había consumido en esos dos días, y por consiguiente la sola idea de probar bocado le daba arcadas—. El descanso ha sido... Reparador. Todo gracias a las medicinas de Ria-dono.
Luego tomó asiento junto a su Hermano, mientras el mandatario les ofrecía algo de desayunar.
—Yo también he comido ya, gracias —se limitó a responder, tan lacónico como solía. Lo cierto era que su cuerpo todavía estaba expulsando la ingente cantidad de drogas tranquilizantes que había consumido en esos dos días, y por consiguiente la sola idea de probar bocado le daba arcadas—. El descanso ha sido... Reparador. Todo gracias a las medicinas de Ria-dono.