20/09/2015, 13:39
Kaido pensó que su pequeño señalamiento sería evidente y comprensible, pues su percepción sobre la condición de Ayame sobre Jinchuriki era similar a la de todo ciudadano de la aldea de Amegakure. No obstante, la suya llevaba consigo matices más profundos; siendo que él veía en ella algo de sí mismo. Porque el verdadero tiburón estaba allí en el fondo de su alma, igual que la bestia que reposaba en el interior de la elegida.
Pero le veía tan frágil e insegura que no quería alargar el tema. Ya podrían conversarlo en el futuro cuando el tiburón se pudiera permitir hacer señalamientos con mayor base de lo que el viejo Yarou le había contado. Sin embargo, guardó un silencio latente para darle un poco de misterio al momento y le miró por un par de segundos como si le fuese a saltar en cualquier momento al cuello.
Evidentemente, no lo hizo.
—Olvídalo, no importa —advirtió, buscando asiento en una pequeña roca aledaña a su posición—. es un día muy bonito como para estar hablando de esas cosas.
De bonito nada. Era tan gris y triste como los otros 364 días del jodido año. Agua y agua caía del cielo aunque a él no parecía importarle en lo absoluto, porque refrescarse era doblemente necesario para él. Hozuki y pescado, una muy apropiada combinación. Y sin embargo, habían momentos en los que no le molestaría estar un poco seco, pero eso de llevar consigo un paraguas no iba con su estilo. Demasiado afeminado, pensaba el Gyojin.
—Joder, siempre lloviendo... ¿tienes alguna idea de por qué nunca se detiene? —dijo, no sin antes darle un vistazo al cielo.
Que apropiado hubiese sido salir como un ave y no como un pez para resolver el misterio.
Pero le veía tan frágil e insegura que no quería alargar el tema. Ya podrían conversarlo en el futuro cuando el tiburón se pudiera permitir hacer señalamientos con mayor base de lo que el viejo Yarou le había contado. Sin embargo, guardó un silencio latente para darle un poco de misterio al momento y le miró por un par de segundos como si le fuese a saltar en cualquier momento al cuello.
Evidentemente, no lo hizo.
—Olvídalo, no importa —advirtió, buscando asiento en una pequeña roca aledaña a su posición—. es un día muy bonito como para estar hablando de esas cosas.
De bonito nada. Era tan gris y triste como los otros 364 días del jodido año. Agua y agua caía del cielo aunque a él no parecía importarle en lo absoluto, porque refrescarse era doblemente necesario para él. Hozuki y pescado, una muy apropiada combinación. Y sin embargo, habían momentos en los que no le molestaría estar un poco seco, pero eso de llevar consigo un paraguas no iba con su estilo. Demasiado afeminado, pensaba el Gyojin.
—Joder, siempre lloviendo... ¿tienes alguna idea de por qué nunca se detiene? —dijo, no sin antes darle un vistazo al cielo.
Que apropiado hubiese sido salir como un ave y no como un pez para resolver el misterio.