24/09/2018, 16:49
Akame se levantó como un resorte.
—Gracias, Hanabi-sama —respondió, inclinando la cabeza en inequívoca señal de respeto.
Imitó a Datsue y salió del despacho a paso ligero. Los Hermanos del Desierto bajaron las escaleras del Edificio del Uzukage en silencio, probablemente perdidos en sus propias reflexiones sobre la importante misión que les acababa de ser asignada.
Luego, el menor del dúo propuso hora y lugar para la salida. Akame asintió; una hora era más que suficiente para empacar. Dado que iban de incógnito, no podría llevar algunas de sus armas, y tampoco todo su equipamiento ninja. En su lugar, debía meter en la mochila una buena cantidad de mudas, algo de ropa abrigada —tanto en Arashi no Kuni como en el País de la Tierra tenían dificultades para entender lo que era el Verano— y raciones de comida enlatada.
—Hecho. Allí nos vemos.
Y así, Akame se encaminó hacia su casa. Tenía algún que otro preparativo que realizar, también, antes de un viaje tan largo. Pero de eso, nada sabría Datsue...
—Gracias, Hanabi-sama —respondió, inclinando la cabeza en inequívoca señal de respeto.
Imitó a Datsue y salió del despacho a paso ligero. Los Hermanos del Desierto bajaron las escaleras del Edificio del Uzukage en silencio, probablemente perdidos en sus propias reflexiones sobre la importante misión que les acababa de ser asignada.
Luego, el menor del dúo propuso hora y lugar para la salida. Akame asintió; una hora era más que suficiente para empacar. Dado que iban de incógnito, no podría llevar algunas de sus armas, y tampoco todo su equipamiento ninja. En su lugar, debía meter en la mochila una buena cantidad de mudas, algo de ropa abrigada —tanto en Arashi no Kuni como en el País de la Tierra tenían dificultades para entender lo que era el Verano— y raciones de comida enlatada.
—Hecho. Allí nos vemos.
Y así, Akame se encaminó hacia su casa. Tenía algún que otro preparativo que realizar, también, antes de un viaje tan largo. Pero de eso, nada sabría Datsue...