27/09/2018, 22:57
Daruu entrecerró los ojos y dejó de reír. Le hizo una señal con la mano a su compañero.
—Vete, Hōka. Está aquí. Me ocuparé de ella —susurró.
—¿Qué? Mierda, joder. Asegúrate de no matarla.
—¡Ya lo sé! ¡Vete!
El aludido formuló un sello del Carnero y desapareció sin dejar rastro. Una ligera brisa removió el pelo de Daruu, quien se dio la vuelta con una media sonrisa.
—¿No te han dicho que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, alien? —Pisó con fuerza el suelo, y condujo una corriente eléctrica por los charcos, conectando con Ayame, quien sufrió una terrible descarga y recuperó la forma corpórea.
»Tenías que meter tus putos morros. No podías quedarte quietecita ni un momento, ¿eh? Todo habría sido más fácil. —Daruu chasqueó la lengua y se encogió de hombros—. Fíjate. Todo lo que tuve que sufrir para recuperar nuestro querido bijuu allá en Uzushiogakure, de mano de aquellas ratas, para que ahora desperdicies esta nueva oportunidad de seguir siendo el contenedor de ese monstruo.
—¿Y qué vas a hacer ahora, alien? —Daruu rio, ensañándose—. Si no pudiste ni aprobar el examen de genin sin mi ayuda. ¿Quien eres sino una inútil? ¿Qué eres sino un trasto inútil? ¿Qué? —Dio un paso hacia adelante.
Era demasiado. Ayame estaba soportando demasiado. Primero, todas aquellas horrorosas imágenes, los gritos... Y ahora, la misma persona por la que había suplicado que el Genjutsu cesara, la traicionaba de aquella manera. La muchacha comenzó a sentir un incómodo y familiar calor subiéndole por el cuello, nublándole la mente...
—Vete, Hōka. Está aquí. Me ocuparé de ella —susurró.
—¿Qué? Mierda, joder. Asegúrate de no matarla.
—¡Ya lo sé! ¡Vete!
El aludido formuló un sello del Carnero y desapareció sin dejar rastro. Una ligera brisa removió el pelo de Daruu, quien se dio la vuelta con una media sonrisa.
—¿No te han dicho que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, alien? —Pisó con fuerza el suelo, y condujo una corriente eléctrica por los charcos, conectando con Ayame, quien sufrió una terrible descarga y recuperó la forma corpórea.
»Tenías que meter tus putos morros. No podías quedarte quietecita ni un momento, ¿eh? Todo habría sido más fácil. —Daruu chasqueó la lengua y se encogió de hombros—. Fíjate. Todo lo que tuve que sufrir para recuperar nuestro querido bijuu allá en Uzushiogakure, de mano de aquellas ratas, para que ahora desperdicies esta nueva oportunidad de seguir siendo el contenedor de ese monstruo.
«Ese sucio niñato... ¡Mátalo!»
«Me da igual lo que hagas con mi poder, tómalo todo. ¡SÓLO QUIERO VERLO MUERTO!»
«Me da igual lo que hagas con mi poder, tómalo todo. ¡SÓLO QUIERO VERLO MUERTO!»
—¿Y qué vas a hacer ahora, alien? —Daruu rio, ensañándose—. Si no pudiste ni aprobar el examen de genin sin mi ayuda. ¿Quien eres sino una inútil? ¿Qué eres sino un trasto inútil? ¿Qué? —Dio un paso hacia adelante.
Era demasiado. Ayame estaba soportando demasiado. Primero, todas aquellas horrorosas imágenes, los gritos... Y ahora, la misma persona por la que había suplicado que el Genjutsu cesara, la traicionaba de aquella manera. La muchacha comenzó a sentir un incómodo y familiar calor subiéndole por el cuello, nublándole la mente...
«¡¡MÁTALO!!»