30/09/2018, 22:30
— ¡Juro!
Tan ensimismado había estado en sus reflexiones, que si hubiera sido un perro (irónicamente, lo era) probablemente le habría mordido. Afortunadamente Nabi estaba más o menos en sus cabales cuando descendió sobre él. Cayó bajo la estatua y le dio un susto de muerte.
Estaba enfadado. Juro recordó lo último que había pasado en Uzushiogakure, y supuso que era posible. Pero también era cierto que esto tenía que pasar: se iban a encontrar al fin y al cabo. El mundo era grande pero también era oportuno.
— Nabi.... — Juro no estaba enfadado. De hecho, no sabía qué pensar sobre todo lo que había ocurrido. ¿Cómo debía reaccionar?
Tenía clara una cosa, y es que no quería pelear con él. No fuera de su aldea, en aquel lugar. No era una buena idea. Otro detalle que no le pasó desapercibido es que Stuffy no estaba con Nabi. Recordaba como ese perro le había ladrado (lo cual sentía hasta doloroso, después de haberle podido acariciar), y también como imitaba las emociones del dueño. No podía estar muy lejos: él no parecía separarse de él.
« O no está, o está por aquí. Recuerdo que lo usaba en batalla » — Nabi siempre había presumido de él y de que Juro moriría si peleaban los dos. Por algo sería.
Antes de que las cosas se pusieran más serias, sin embargo, escuchó una voz angelical.
—¡Nabi! ¡Juro-san! — ¡Era Eri! ¡Eri! ¡Y ella no sonaba enfadada!
« Podría ser una trampa.... » — pensó, pero esa voz se quedó callada en sus pensamientos. Solo porque era Eri. Él no la recordaba como la participante del chunin que había enfrentado a la bestia, ni como la competente ninja pelirroja que era. Simplemente recordaba que era la chica que le había acompañado en el baile en aquel museo, y se había divertido con él. Le costaba pensar mal de ella.
Por otra parte, recordaba a Nabi como el tio que le había rajado en el valle del fin. No había comparación.
— H-hola Eri-san... — mumuró Juro. Notó un silencio incómodo, que tuvo que disuadir de alguna forma —. Bueno... ¿Qué tal estais?
Juro no se atrevió a acercarse a ninguno de los dos. Mantuvo la distancia, por miedo a que cualquiera hiciese algo. Aunque Eri fuese muy amable, Nabi parecía enfadado, y antes apoyaría a uno de su villa que a él.
Tan ensimismado había estado en sus reflexiones, que si hubiera sido un perro (irónicamente, lo era) probablemente le habría mordido. Afortunadamente Nabi estaba más o menos en sus cabales cuando descendió sobre él. Cayó bajo la estatua y le dio un susto de muerte.
Estaba enfadado. Juro recordó lo último que había pasado en Uzushiogakure, y supuso que era posible. Pero también era cierto que esto tenía que pasar: se iban a encontrar al fin y al cabo. El mundo era grande pero también era oportuno.
— Nabi.... — Juro no estaba enfadado. De hecho, no sabía qué pensar sobre todo lo que había ocurrido. ¿Cómo debía reaccionar?
Tenía clara una cosa, y es que no quería pelear con él. No fuera de su aldea, en aquel lugar. No era una buena idea. Otro detalle que no le pasó desapercibido es que Stuffy no estaba con Nabi. Recordaba como ese perro le había ladrado (lo cual sentía hasta doloroso, después de haberle podido acariciar), y también como imitaba las emociones del dueño. No podía estar muy lejos: él no parecía separarse de él.
« O no está, o está por aquí. Recuerdo que lo usaba en batalla » — Nabi siempre había presumido de él y de que Juro moriría si peleaban los dos. Por algo sería.
Antes de que las cosas se pusieran más serias, sin embargo, escuchó una voz angelical.
—¡Nabi! ¡Juro-san! — ¡Era Eri! ¡Eri! ¡Y ella no sonaba enfadada!
« Podría ser una trampa.... » — pensó, pero esa voz se quedó callada en sus pensamientos. Solo porque era Eri. Él no la recordaba como la participante del chunin que había enfrentado a la bestia, ni como la competente ninja pelirroja que era. Simplemente recordaba que era la chica que le había acompañado en el baile en aquel museo, y se había divertido con él. Le costaba pensar mal de ella.
Por otra parte, recordaba a Nabi como el tio que le había rajado en el valle del fin. No había comparación.
— H-hola Eri-san... — mumuró Juro. Notó un silencio incómodo, que tuvo que disuadir de alguna forma —. Bueno... ¿Qué tal estais?
Juro no se atrevió a acercarse a ninguno de los dos. Mantuvo la distancia, por miedo a que cualquiera hiciese algo. Aunque Eri fuese muy amable, Nabi parecía enfadado, y antes apoyaría a uno de su villa que a él.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60