1/10/2018, 22:56
Tosca y con poco tacto; Oda descargo sus pertenencias, las de Ryuko y a la propia Ryuko echándosela por encima del hombro como si se tratase de un saco de patatas. El piloto había sido tan amable de dejarles en la puerta del hotel debido al estado de la joven.
— No se preocupe por mí, no es ninguna molestia — añadió una vez todo estaba descargado, mientras observaba como Oda parecía buscar algo de dinero extra.
— Quédeselo igualmente como un añadido. Me sabría mal si no lo aceptase — replicó Oda extendiéndole algún billete demás. Ya había recuperado su rostro de pocos amigos, frío y habitual. Por lo que el conductor, decidió aceptarlo con un breve titubeo para después asentir en señal de agradecimiento.
Acto seguido, este se marchó; y Oda entro en el establecimiento cargando con las maletas y el lastre de su hija adoptiva. La puerta se corrió a un lado sola, un muchacho se ocupaba de abrirla.
— Disculpe, quería una habitaci- — y antes de acabar la frase, Ryuko vomitó. ---- Que sean dos... — masculló al final, soltando a Ryuko apartándola un poco a su lado.
Tal era el desequilibrio estomacal la joven, que esta siguió con arcadas y vomitando hasta poco después de que estos terminaran de instalarse en sus correspondientes habitaciones. Oda con mas enfado que preocupación, entró en la habitación de Ryuko una vez terminó de desempaquetar sus cosas; nada mas abrir la puerta de su habitación, los sonidos de arcadas le devolvieron a su mente el hedor que había dejado en sus botas.
— No se preocupe por mí, no es ninguna molestia — añadió una vez todo estaba descargado, mientras observaba como Oda parecía buscar algo de dinero extra.
— Quédeselo igualmente como un añadido. Me sabría mal si no lo aceptase — replicó Oda extendiéndole algún billete demás. Ya había recuperado su rostro de pocos amigos, frío y habitual. Por lo que el conductor, decidió aceptarlo con un breve titubeo para después asentir en señal de agradecimiento.
Acto seguido, este se marchó; y Oda entro en el establecimiento cargando con las maletas y el lastre de su hija adoptiva. La puerta se corrió a un lado sola, un muchacho se ocupaba de abrirla.
— Disculpe, quería una habitaci- — y antes de acabar la frase, Ryuko vomitó. ---- Que sean dos... — masculló al final, soltando a Ryuko apartándola un poco a su lado.
Tal era el desequilibrio estomacal la joven, que esta siguió con arcadas y vomitando hasta poco después de que estos terminaran de instalarse en sus correspondientes habitaciones. Oda con mas enfado que preocupación, entró en la habitación de Ryuko una vez terminó de desempaquetar sus cosas; nada mas abrir la puerta de su habitación, los sonidos de arcadas le devolvieron a su mente el hedor que había dejado en sus botas.