20/10/2018, 15:03
No dejó de mirar a Hanabi durante todo su relato, tampoco apartó la mirada cuando él clavó sus ojos naranjas sobre los de ella, aunque sí podía afirmar que se encontraba nerviosa por hallarse allí, frente al líder de su villa, sin saber todavía bien la razón.
—Cada uno tiene una visión diferente de lo que es ser un buen jounin, la tuya me parece la más adecuada para lo que quiero proponer —o plantear— hoy, cada uno tiene, incluso, una visión diferente de lo que es ser un shinobi. Se evidenció en aquella pregunta del teórico.
Ella asintió, recordando su respuesta de aquella pregunta, que, aunque vagamente recordaba con exactitud lo que había escrito, seguía firme a sus ideales.
—Como sabrás, los jounin son los ninjas más cercanos al Uzukage. Y también son los primeros sucesores a tener en cuenta cuando el anterior jefe cede el testigo.
Eri asintió de nuevo, cerrando los ojos por un instante mientras echaba su cabeza hacia delante durante el breve tiempo que duró su sí. Hanabi se inclinó hacia ella y apoyó los antebrazos en la mesa, luego prosiguió con su charla:
—Cuando te miro, Eri-san, veo en ti a quien fue un día mi maestra. Veo en ti la viva imagen de la voluntad de paz y estabilidad de Shiona-sama.
Su corazón bombeó al escuchar aquello, y más con lo siguiente.
—Quiero que tú seas mi sucesora.
Abrió los ojos más de lo normal y retuvo todo el aire que tenía dentro, solo por miedo a que se escapase sin su consentimiento y se ahogara allí mismo. Por Shiona-sama, ¿quería que ella, Uzumaki Eri, una kunoichi sin ningún talento excepcional, ocupase su puesto cuando él no pudiera? Algo dentro de ella quería chillar por la emoción, pero otra parte de su cabeza sentía que ella no podría ocupar ese puesto aunque quisiera, pues sabría que no sería capaz de llevar a cabo dicha tarea de la forma correcta.
—Uzukage-sama, yo... —comenzó, aunque parecía que primero necesitaba tomar todo el aire del mundo para hablar—. Es... Es todo un honor escuchar esto, pero... Pero no cree... ¿Que hay gente más cualificada y con mejores habilidades para cuidar la villa que yo cuando usted —y espero que ocurra dentro de mucho tiempo— no pueda ocupar este cargo?
Pensó en Uchiha Akame, pero tuvo que desecharlo al instante, pues su estado de jinchuuriki podría perjudicarle. Pensó en Datsue, pero a él sí que lo desechó rápidamente, sin ni siquiera dar una razón. ¿Y Akimichi Katsudon? Conocía a mucha gente, y todos ellos podían ser mejores que ella...
¿Por qué, entonces, era a ella a quien quería como sucesora?
—Cada uno tiene una visión diferente de lo que es ser un buen jounin, la tuya me parece la más adecuada para lo que quiero proponer —o plantear— hoy, cada uno tiene, incluso, una visión diferente de lo que es ser un shinobi. Se evidenció en aquella pregunta del teórico.
Ella asintió, recordando su respuesta de aquella pregunta, que, aunque vagamente recordaba con exactitud lo que había escrito, seguía firme a sus ideales.
—Como sabrás, los jounin son los ninjas más cercanos al Uzukage. Y también son los primeros sucesores a tener en cuenta cuando el anterior jefe cede el testigo.
Eri asintió de nuevo, cerrando los ojos por un instante mientras echaba su cabeza hacia delante durante el breve tiempo que duró su sí. Hanabi se inclinó hacia ella y apoyó los antebrazos en la mesa, luego prosiguió con su charla:
—Cuando te miro, Eri-san, veo en ti a quien fue un día mi maestra. Veo en ti la viva imagen de la voluntad de paz y estabilidad de Shiona-sama.
Su corazón bombeó al escuchar aquello, y más con lo siguiente.
—Quiero que tú seas mi sucesora.
Abrió los ojos más de lo normal y retuvo todo el aire que tenía dentro, solo por miedo a que se escapase sin su consentimiento y se ahogara allí mismo. Por Shiona-sama, ¿quería que ella, Uzumaki Eri, una kunoichi sin ningún talento excepcional, ocupase su puesto cuando él no pudiera? Algo dentro de ella quería chillar por la emoción, pero otra parte de su cabeza sentía que ella no podría ocupar ese puesto aunque quisiera, pues sabría que no sería capaz de llevar a cabo dicha tarea de la forma correcta.
—Uzukage-sama, yo... —comenzó, aunque parecía que primero necesitaba tomar todo el aire del mundo para hablar—. Es... Es todo un honor escuchar esto, pero... Pero no cree... ¿Que hay gente más cualificada y con mejores habilidades para cuidar la villa que yo cuando usted —y espero que ocurra dentro de mucho tiempo— no pueda ocupar este cargo?
Pensó en Uchiha Akame, pero tuvo que desecharlo al instante, pues su estado de jinchuuriki podría perjudicarle. Pensó en Datsue, pero a él sí que lo desechó rápidamente, sin ni siquiera dar una razón. ¿Y Akimichi Katsudon? Conocía a mucha gente, y todos ellos podían ser mejores que ella...
¿Por qué, entonces, era a ella a quien quería como sucesora?