20/10/2018, 23:14
Hanabi cerró los ojos, se reclinó en el asiento, y se cruzó de brazos. Tras un largo y tendido suspiro...
—Eri. Te hablaré con franqueza. Nuestra aldea no puede permitirse una guerra, ni quiere tenerla. Recuerdo que Shiona siempre me hablaba sobre proteger la estabilidad por encima de todas las cosas. Demonios, recuerdo que más de una vez hemos tenido alguna disputa diplomática, y aunque nosotros teníamos la razón, Shiona siempre optó por dar un paso atrás para no calentar las cosas.
»Katsudon me ha manifestado su voluntad para no aceptar el cargo, si es que le elijo. Nunca se le ha dado bien dar órdenes ni administrar cosas. Se pierde con el papeleo. Y aparte de él, ¿a quién ponemos? ¿A Akame? No me hagas reír. ¿A santo de qué trajo a aquél ninja esposado? ¡Ja, por cierto, ese sí que no sabía dar un paso atrás! Le bastaba con aceptar disculparse, pero estos amejin están hechos de otra pasta. La pasta de los imbéciles.
»En fin. Akame y Datsue siempre me dan la sensación de que están maquinando cosas a mis espaldas. Y parecen ser un imán para los problemas. ¿Crees de verdad que cualquiera de esos dos sería buen Uzukage? No es que piense que son unos traidores, pero en el fondo, sé que el tiempo con Zoku, y esa endemoniada bestia, les ha afectado.
»Pero cuando te miro a ti, veo paz. Veo calma. Hiciste todo bajo tu mano para calmar a la jinchuuriki de Amegakure y nos salvaste a todos. Eres la clase de ninja que puede llegar muy lejos. Un buen kage, Eri, no se hace sólo en base a sus habilidades.
»Y respecto a eso... bueno. Tengo pensado arreglarlo con un empujoncito.
—Eri. Te hablaré con franqueza. Nuestra aldea no puede permitirse una guerra, ni quiere tenerla. Recuerdo que Shiona siempre me hablaba sobre proteger la estabilidad por encima de todas las cosas. Demonios, recuerdo que más de una vez hemos tenido alguna disputa diplomática, y aunque nosotros teníamos la razón, Shiona siempre optó por dar un paso atrás para no calentar las cosas.
»Katsudon me ha manifestado su voluntad para no aceptar el cargo, si es que le elijo. Nunca se le ha dado bien dar órdenes ni administrar cosas. Se pierde con el papeleo. Y aparte de él, ¿a quién ponemos? ¿A Akame? No me hagas reír. ¿A santo de qué trajo a aquél ninja esposado? ¡Ja, por cierto, ese sí que no sabía dar un paso atrás! Le bastaba con aceptar disculparse, pero estos amejin están hechos de otra pasta. La pasta de los imbéciles.
»En fin. Akame y Datsue siempre me dan la sensación de que están maquinando cosas a mis espaldas. Y parecen ser un imán para los problemas. ¿Crees de verdad que cualquiera de esos dos sería buen Uzukage? No es que piense que son unos traidores, pero en el fondo, sé que el tiempo con Zoku, y esa endemoniada bestia, les ha afectado.
»Pero cuando te miro a ti, veo paz. Veo calma. Hiciste todo bajo tu mano para calmar a la jinchuuriki de Amegakure y nos salvaste a todos. Eres la clase de ninja que puede llegar muy lejos. Un buen kage, Eri, no se hace sólo en base a sus habilidades.
»Y respecto a eso... bueno. Tengo pensado arreglarlo con un empujoncito.