21/10/2018, 09:24
Eri tragó saliva, pues acababa de decirle que no a su Uzukage y a lo mejor aquello era lo peor que podía hacer. Se recordó a sí misma que lo había hecho por el bien de su aldea, pues tendría otra gente más cualificada para ostentar aquel importante puesto.
Pero Hanabi le explicó su situación. Como Shiona y él habían discutido y sin embargo Shiona siempre estaba ahí para evitar que todo fuera a mayores. Como Katsudon se había negado pues no se le daba bien todo lo relacionado a la administración. Akame estaba descartadísimo, y un sentimiento de culpa cruzó por sus ojos, apagándolos por un momento: fue ella quien esposó a Daruu, y todavía cargaba con aquello.
Por lo cual, los Hermanos del Desierto estaba descartados, Katsudon igual, pero afirmaba que ella, Uzumaki Eri, era todo lo que Uzushiogakure necesitaba.
Por un momento cruzó por su mente la conversación que tuvo con Ayame, pues ellas querían ser las precursoras de una nueva paz sobre Oonindo. ¿Acaso... Acaso no sería esto un paso más allá? Sería ella la responsable de su villa, sería capaz de ir formando dicha paz poco a poco...
Cesó sus pensamientos, pues Hanabi dijo algo que llamó su atención.
—Y respecto a eso... bueno. Tengo pensado arreglarlo con un empujoncito.
—¿Empujoncito? —preguntó desconcertada la kunoichi, y en verdad tuvo que llevarse una mano a la boca por su manera poco cortés de preguntar, ¡que era el Uzukage!—. Disculpe, Uzukage-sama, pero no entiendo a qué se refiere.
Pero Hanabi le explicó su situación. Como Shiona y él habían discutido y sin embargo Shiona siempre estaba ahí para evitar que todo fuera a mayores. Como Katsudon se había negado pues no se le daba bien todo lo relacionado a la administración. Akame estaba descartadísimo, y un sentimiento de culpa cruzó por sus ojos, apagándolos por un momento: fue ella quien esposó a Daruu, y todavía cargaba con aquello.
Por lo cual, los Hermanos del Desierto estaba descartados, Katsudon igual, pero afirmaba que ella, Uzumaki Eri, era todo lo que Uzushiogakure necesitaba.
Por un momento cruzó por su mente la conversación que tuvo con Ayame, pues ellas querían ser las precursoras de una nueva paz sobre Oonindo. ¿Acaso... Acaso no sería esto un paso más allá? Sería ella la responsable de su villa, sería capaz de ir formando dicha paz poco a poco...
Cesó sus pensamientos, pues Hanabi dijo algo que llamó su atención.
—Y respecto a eso... bueno. Tengo pensado arreglarlo con un empujoncito.
—¿Empujoncito? —preguntó desconcertada la kunoichi, y en verdad tuvo que llevarse una mano a la boca por su manera poco cortés de preguntar, ¡que era el Uzukage!—. Disculpe, Uzukage-sama, pero no entiendo a qué se refiere.