28/10/2018, 18:14
Hanabi sonrió y se inclinó de nuevo hacia adelante. Le dio la vuelta a la palma de la mano derecha, apuntándola hacia el techo. Un destello anaranjado reveló entonces unos hilillos de chakra, que giraron y giraron cada vez más rápido, entretejiendo un ovillo de energía giratorio que produjo un sonido parecido al del viento durante un breve instante. La esfera se volvió compacta, y brilló con fuerza.
—Rasengan —dijo—. Una técnica pasada de generación en generación desde la antigua Konohagakure. A mí me la enseñó Shiona-sama, mi maestra. Y a mi maestra, Akimichi Daigo, su predecesor. —Hanabi cerró el puño, y el Rasengan se desvaneció con un potente resplador—. Si tú vas a ser el legado de Shiona, me parece apropiado que la aprendas.
—Rasengan —dijo—. Una técnica pasada de generación en generación desde la antigua Konohagakure. A mí me la enseñó Shiona-sama, mi maestra. Y a mi maestra, Akimichi Daigo, su predecesor. —Hanabi cerró el puño, y el Rasengan se desvaneció con un potente resplador—. Si tú vas a ser el legado de Shiona, me parece apropiado que la aprendas.