6/11/2018, 22:58
—No a ustedes. Sino los que conocen por el nombre de Ichibi y Nanabi — Juro ahogó una exclamación. El Nanabi. El siete colas.
Era su bijuu. Estaba en lo cierto.
« ¿Datsue es un jinchuriki? ¿Por qué Ayame quiere hablar con ellos? » — Juro volvió a retroceder, disconforme. Quería evitar esa conversación, pero ya no podía hacerlo. Ahora ya Datsue sabía la verdad: sabía que él era un jinchuriki. Había fallado al Morikage y a todos sus compañeros de Kusa.
Pero no lo entendía. ¿Cómo era posible? ¿Cómo Ayame sabía eso?
—No. No soy Ayame. Soy Kokuō, al que conocen como el Gobi.
« N-no. N-no puede... » — Eso era imposible. Eso quería decir que... que Ayame había sido poseída por su bijuu. Sin embargo, la otra vez, había sido un estallido de chakra y violencia. Ahora, parecía algo... premeditado. Inteligente. Un dominio total.
Y siniestro. Era muy siniestro. Mirar a los ojos del cuerpo de Ayame y ver a un ser habitar en él.
De repente, Datsue chilló. Juro comprobó sus ojos, y vio el rojo de la técnica que los Uchiha utilizaban. Y entonces comprendió que no era ninguna broma. Que la cosa iba en serio. Datsue había visto su verdadera forma, la forma que escondía detrás del frágil cuerpo de Ayame.
La criatura se tapó los oídos, dolorida por el grito. Juro retrocedió a nivel de Datsue, apuntando para sí mentalmente que al menos, parecía sensible a los sonidos fuertes.
—Tengo que hablar con Shukaku y Chōmei —Y dio otro paso, hacia ambos—. Es importante. Me he encontrado con Kurama.
— N-no sé que hablas, ni quién es Kurama. P-pero n-no te acerques t-tanto — balbuceó Juro, y retrocedió a la vez que ella avanzaba —. P-podemos h-hablar d-desde es-esta distancia.
» Y-yo no puedo hacer nada. Está sellado. Es imposible qu...
En ese momento, fue como si algo se encendiera en él. Algo primigenio, que parecía no haber querido intervenir hasta ese mismo momento. Pero que siempre había estado ahí, observandole.
Juro palideció, sintiendo como la pesadilla empezaba otra vez. Ahogó un grito. Trato de retroceder otra vez, pero fue el quien tropezó, y se cayó al suelo.
Era su bijuu. Estaba en lo cierto.
« ¿Datsue es un jinchuriki? ¿Por qué Ayame quiere hablar con ellos? » — Juro volvió a retroceder, disconforme. Quería evitar esa conversación, pero ya no podía hacerlo. Ahora ya Datsue sabía la verdad: sabía que él era un jinchuriki. Había fallado al Morikage y a todos sus compañeros de Kusa.
Pero no lo entendía. ¿Cómo era posible? ¿Cómo Ayame sabía eso?
—No. No soy Ayame. Soy Kokuō, al que conocen como el Gobi.
« N-no. N-no puede... » — Eso era imposible. Eso quería decir que... que Ayame había sido poseída por su bijuu. Sin embargo, la otra vez, había sido un estallido de chakra y violencia. Ahora, parecía algo... premeditado. Inteligente. Un dominio total.
Y siniestro. Era muy siniestro. Mirar a los ojos del cuerpo de Ayame y ver a un ser habitar en él.
De repente, Datsue chilló. Juro comprobó sus ojos, y vio el rojo de la técnica que los Uchiha utilizaban. Y entonces comprendió que no era ninguna broma. Que la cosa iba en serio. Datsue había visto su verdadera forma, la forma que escondía detrás del frágil cuerpo de Ayame.
La criatura se tapó los oídos, dolorida por el grito. Juro retrocedió a nivel de Datsue, apuntando para sí mentalmente que al menos, parecía sensible a los sonidos fuertes.
—Tengo que hablar con Shukaku y Chōmei —Y dio otro paso, hacia ambos—. Es importante. Me he encontrado con Kurama.
— N-no sé que hablas, ni quién es Kurama. P-pero n-no te acerques t-tanto — balbuceó Juro, y retrocedió a la vez que ella avanzaba —. P-podemos h-hablar d-desde es-esta distancia.
» Y-yo no puedo hacer nada. Está sellado. Es imposible qu...
En ese momento, fue como si algo se encendiera en él. Algo primigenio, que parecía no haber querido intervenir hasta ese mismo momento. Pero que siempre había estado ahí, observandole.
«¡Jeje! ¡Parece que te has quedado sin suerte, chiquillo! »
«Eso solo fue un cuento de viejas que te contaron. ¡El gran y afortunado Siete Colas puede hablar y mucho más!.»
Juro palideció, sintiendo como la pesadilla empezaba otra vez. Ahogó un grito. Trato de retroceder otra vez, pero fue el quien tropezó, y se cayó al suelo.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60