7/11/2018, 01:16
(Última modificación: 7/11/2018, 01:18 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
Nanabi. El Siete Colas. Recordó el momento en que había colocado el sello de la Hermandad en Juro, el instante exacto en el que le había sugerido el número siete. Recordó su repentina tensión, su risita nerviosa… y entendió que Ayame no iba de farol. Que Juro era un jinchūriki, y que Kusagakure había estado engañando a todos desde el principio. Una traición que le hubiese hecho poner el grito en el cielo de no encontrarse en la situación en la que estaba.
Porque, tenía que recordarse a sí mismo —y ya lo hacía ella de paso—, que no, que aquella chica de pelo blanco con la apariencia de Ayame no era ella, sino el Gobi. ¿Cómo narices era posible? Normalmente, cuando se perdía el control, se tomaba parte del aspecto y la forma del bijū. La propia Ayame había sacado varias colas en el Chūnin. En cambio, salvo por esos pequeños cambios físicos, ahora parecía normal… Normal si no se tenía en cuenta el pequeño detalle del cegador chakra que la envolvía.
Apoyó una mano en la rodilla y se levantó con manos temblorosas. Hacía tiempo, mucho tiempo, que su viejo amigo no se apoderaba de su cuerpo: el miedo. El terror puro de estar ante un peligro que puede poner fin a tu vida.
—Tengo que hablar con Shukaku y Chōmei. Es importante. Me he encontrado con Kurama.
»Y agradecería que apague esos ojos, Uchiha.
Datsue retrocedió un paso en diagonal, buscando protegerse parcialmente con Juro. Quizá el kusajin fuese un traidor mentiroso, pero seguía siendo igual de válido para ejercer de escudo humano. ¿Cuánto hacía que no ejecutaba aquella táctica rastrera? Mucho, mucho tiempo. Pero había hábitos que, suponía, jamás se llegaban a perder del todo.
—S-siento que el Sharingan es lo único que me da confianza p-para no ejecutar un Sunshin no Jutsu ahora mismo y escapar de aquí, Go… Kokuo-dono. —«¡Controla los nervios, joder! Y haz lo que mejor sabes hacer: ¡habla, coño, habla!»—. Shukaku le manda recuerdos… —se inventó, para desviar el foco de atención sobre su Sharingan—, y dice que le gustaría saber cómo consiguió controlar a su… jinchuuriki.
«¿Y quién coño es Kurama?»
«¡UNA SABANDIJA! ¡Un bijuu que se cree el más fuerte de todos simplemente por tener más colas! ¡JAAAAAÁ! Cómo si eso importase para algo. ¡Yo soy el más grande de los bijuu! ¡¿Te asustas con Kokuo?! ¡Espera a verme en mi máximo esplendor! ¡Espera a que te arranque las tripas y me bañe en tu sangre para ser lo que un día fui! ¡JAAAAJIAJIAJIA! ¿Lo hueles, Datsue? ¡Ya queda poco! ¡YA QUEDA POCO!»
«¡JIAJIAJIAJIA!»
Porque, tenía que recordarse a sí mismo —y ya lo hacía ella de paso—, que no, que aquella chica de pelo blanco con la apariencia de Ayame no era ella, sino el Gobi. ¿Cómo narices era posible? Normalmente, cuando se perdía el control, se tomaba parte del aspecto y la forma del bijū. La propia Ayame había sacado varias colas en el Chūnin. En cambio, salvo por esos pequeños cambios físicos, ahora parecía normal… Normal si no se tenía en cuenta el pequeño detalle del cegador chakra que la envolvía.
Apoyó una mano en la rodilla y se levantó con manos temblorosas. Hacía tiempo, mucho tiempo, que su viejo amigo no se apoderaba de su cuerpo: el miedo. El terror puro de estar ante un peligro que puede poner fin a tu vida.
—Tengo que hablar con Shukaku y Chōmei. Es importante. Me he encontrado con Kurama.
»Y agradecería que apague esos ojos, Uchiha.
Datsue retrocedió un paso en diagonal, buscando protegerse parcialmente con Juro. Quizá el kusajin fuese un traidor mentiroso, pero seguía siendo igual de válido para ejercer de escudo humano. ¿Cuánto hacía que no ejecutaba aquella táctica rastrera? Mucho, mucho tiempo. Pero había hábitos que, suponía, jamás se llegaban a perder del todo.
—S-siento que el Sharingan es lo único que me da confianza p-para no ejecutar un Sunshin no Jutsu ahora mismo y escapar de aquí, Go… Kokuo-dono. —«¡Controla los nervios, joder! Y haz lo que mejor sabes hacer: ¡habla, coño, habla!»—. Shukaku le manda recuerdos… —se inventó, para desviar el foco de atención sobre su Sharingan—, y dice que le gustaría saber cómo consiguió controlar a su… jinchuuriki.
«¿Y quién coño es Kurama?»
«¡UNA SABANDIJA! ¡Un bijuu que se cree el más fuerte de todos simplemente por tener más colas! ¡JAAAAAÁ! Cómo si eso importase para algo. ¡Yo soy el más grande de los bijuu! ¡¿Te asustas con Kokuo?! ¡Espera a verme en mi máximo esplendor! ¡Espera a que te arranque las tripas y me bañe en tu sangre para ser lo que un día fui! ¡JAAAAJIAJIAJIA! ¿Lo hueles, Datsue? ¡Ya queda poco! ¡YA QUEDA POCO!»
«¡JIAJIAJIAJIA!»
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado