8/11/2018, 01:13
Juro se sentía intimidado ante la presencia de aquella criatura. Aun no podía creer, simplemente, que la persona que tuviese delante no era Ayame, ni lo sería ya. Sí, no estaba muerta, y eso era un alivio, sin embargo...
« Devorada por su bijuu, ahora está ahí, encerrada » — ¿Justicia kármica? ¿Se lo merecían? No pudo contestar a eso. Él no podía ponerse en la piel de su bijuu, ni sentir pena por él. Hasta lo que sabía, los bijuu eran criaturas monstruosas y demoníacas, que solo buscaban la destrucción.
Sin embargo, ahí tenía al Gobi, hablándoles con calma, tratandoles de usted. Parecía ser... una persona, practicamente. Si no fuera por el aura de terror que irradiaba.
— E-entiendo. Gracias por contestar — murmuró Juro, y realizó una pequeña reverencia. No le gustaba la mirada del bijuu. Estaba claro que sentía rencor hacia ellos, por estar reteniendo a sus hermanos. Juro supo que si por ella fuera, les abriría en canal para recuperarlos. Pero no podía hacerlo, y lo sabía.
Pero había alguien que podía hacerlo. Y estaba en peligro. Juro supo al instante que debía regresar a su hogar, a Kusagakure. El que no tuviesen forma de rastrearlo no significaba que no fueran a detectarlo si tenía la misma suerte que Ayame. Tenía que volver antes de que eso pasara e informar de todo al Morikage. Tenía que saberse la verdad. La amenaza creciente.
Odiaba admitirlo, pero Datsue (fuese su aliado o no después de esto) era la otra persona que debía dar a conocer esto. No podían callarlo.
— Me niego a colaborar con los humanos después de lo que nos hicieron, pero tampoco iré en contra de las últimas palabras de Padre. Además, me conocen bien: no me gusta verme involucrada en conflictos, prefiero vivir en paz.
»Pero sí me gustaría saber algo: ¿Qué harán ustedes?
La pregunta no iba dirigida hacia Juro, pero no se acostumbraba aún a ser un mensajero. Sabía que podía no decir la verdad, o mentir, pero eso no le favorecía. Tal y como sospechaba, ese bijuu conocía bien al suyo, al igual que él esperaba que le conocieran: si mentía, probablemente se daría cuenta de que esas no eran las palabras de Chomei.
Juro suspiró.
— No tiene deseos de unirse a su ejército, ni de participar en batalla... al menos, de momento — Juro no supo entender si el bijuu era caprichoso, infantil o simplemente despreocupado —. También ha dicho algo sobre que si unas palabras se cumplen, entonces, quizá cambie de opinión.
« Devorada por su bijuu, ahora está ahí, encerrada » — ¿Justicia kármica? ¿Se lo merecían? No pudo contestar a eso. Él no podía ponerse en la piel de su bijuu, ni sentir pena por él. Hasta lo que sabía, los bijuu eran criaturas monstruosas y demoníacas, que solo buscaban la destrucción.
Sin embargo, ahí tenía al Gobi, hablándoles con calma, tratandoles de usted. Parecía ser... una persona, practicamente. Si no fuera por el aura de terror que irradiaba.
— E-entiendo. Gracias por contestar — murmuró Juro, y realizó una pequeña reverencia. No le gustaba la mirada del bijuu. Estaba claro que sentía rencor hacia ellos, por estar reteniendo a sus hermanos. Juro supo que si por ella fuera, les abriría en canal para recuperarlos. Pero no podía hacerlo, y lo sabía.
Pero había alguien que podía hacerlo. Y estaba en peligro. Juro supo al instante que debía regresar a su hogar, a Kusagakure. El que no tuviesen forma de rastrearlo no significaba que no fueran a detectarlo si tenía la misma suerte que Ayame. Tenía que volver antes de que eso pasara e informar de todo al Morikage. Tenía que saberse la verdad. La amenaza creciente.
Odiaba admitirlo, pero Datsue (fuese su aliado o no después de esto) era la otra persona que debía dar a conocer esto. No podían callarlo.
— Me niego a colaborar con los humanos después de lo que nos hicieron, pero tampoco iré en contra de las últimas palabras de Padre. Además, me conocen bien: no me gusta verme involucrada en conflictos, prefiero vivir en paz.
»Pero sí me gustaría saber algo: ¿Qué harán ustedes?
La pregunta no iba dirigida hacia Juro, pero no se acostumbraba aún a ser un mensajero. Sabía que podía no decir la verdad, o mentir, pero eso no le favorecía. Tal y como sospechaba, ese bijuu conocía bien al suyo, al igual que él esperaba que le conocieran: si mentía, probablemente se daría cuenta de que esas no eran las palabras de Chomei.
« Así es, chiquillo. No puedes engañarla, ¡Jejeje! »
« El gran y afortunado Siete colas tomará tu cuerpo humano. Y cuando lo haga, iré a donde la fortuna me lleve. No colaboraré con los humanos. Será mucho más divertido ver cómo se pelean entre sí, ¡Jejeje! Haré lo que me plazca, y volaré libre. »
« Si el azar hacen que las palabras de padre se cumplan, entonces, quizá la suerte ilumine a uno de los bandos con mi presencia. »
Juro suspiró.
— No tiene deseos de unirse a su ejército, ni de participar en batalla... al menos, de momento — Juro no supo entender si el bijuu era caprichoso, infantil o simplemente despreocupado —. También ha dicho algo sobre que si unas palabras se cumplen, entonces, quizá cambie de opinión.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60