8/11/2018, 15:27
—La madriguera se llama, creo que está más adelante.
Kazuma le siguió a través de aquella colorida calle, paseando su vista de una acera a otra mientras llegaban a la posada que estaban buscando, un lugar agradable en opinión del joven: de aspecto rustico y sencillo, pero con un aire de tradición y calidez.
Cercano al momento de la separación, pudo apreciar como un pequeño insecto se deslizaba por el vestido de Mei…, y como la misma reaccionaba con naturalidad y con una amabilidad que le concedía cierto grado de humanidad a la pequeña criatura. Sabía que aquello era algo inusual en las señoritas de tan cuidada apariencia, pero siendo alguien que trabajaba con plantas los insectos debía ser parte de su vida cotidiana.
—…Será mejor que busque a mi padre, está muy oscuro, un placer.
—Ha sido un placer, Mei-san —afirmo, haciendo una leve reverencia—. Gracias por la ayuda y por la compañía.
Y sin más, ambos siguieron sus caminos.
Kazuma le siguió a través de aquella colorida calle, paseando su vista de una acera a otra mientras llegaban a la posada que estaban buscando, un lugar agradable en opinión del joven: de aspecto rustico y sencillo, pero con un aire de tradición y calidez.
Cercano al momento de la separación, pudo apreciar como un pequeño insecto se deslizaba por el vestido de Mei…, y como la misma reaccionaba con naturalidad y con una amabilidad que le concedía cierto grado de humanidad a la pequeña criatura. Sabía que aquello era algo inusual en las señoritas de tan cuidada apariencia, pero siendo alguien que trabajaba con plantas los insectos debía ser parte de su vida cotidiana.
—…Será mejor que busque a mi padre, está muy oscuro, un placer.
—Ha sido un placer, Mei-san —afirmo, haciendo una leve reverencia—. Gracias por la ayuda y por la compañía.
Y sin más, ambos siguieron sus caminos.