8/11/2018, 21:25
Cuando Juro estuvo a punto de contestar, notó como alguien le tapaba fuertemente la boca. Era Datsue.
Juro pudo ver las llamas del enfado en sus ojos, y entonces, se quedó callado, y blanco. ¿Qué podía hacer él ahora? Dudaba que fuese solamente por eso. Datsue debía odiarle ahora mismo. Supo que aquel pacto que habían hecho pendía de un hilo ahora mismo. ¿Quién le decía que en cuanto el bijuu no se fuese no tomara venganza por los actos de Kusagakure?
« Haga lo que haga, creo que estoy jodido » — se atrevió a maldecir a su Kage. ¿Por qué lo había hecho? Él le dijo que lo haría público. Que era un peso que inclinaría la balanza entre las aldeas. Sin embargo, había decidido guardarle como un arma secreta. Como un arma.
¿Así les habían tratado? ¿Como armas?
—Discúlpeme, Kokuō-dono, pero creo que mi amigo y yo estaremos de acuerdo en que nos gustaría que esta conversación fuese recíproca. Usted ya ha informado a sus hermanos, y creemos que, en un gesto de buena voluntad, antes de nosotros decirle lo que ellos opinan, podría, por favor, darnos algo para nosotros. ¿No es así, Juro-kun?
— S-si — murmuró, primero débilmente, y luego más fuerte —. ¡Si! Estoy de acuerdo.
— Nos gustaría… saber la apariencia de la General que mencionó. Le agradeceríamos muchísimo si pudiese replicarla con un Henge no Jutsu…Y…Y nosotros también queremos hablar con Aotsuki Ayame
— Por favor, eso sería...
Sin embargo, el bijuu se enfadó. Su voz cambió a un tono más grave, y alzó la mano ante ellos. Juro no supo lo que era, pero dudaba que fuera bueno.
Se apartó, consciente de que estaba actuando de escudo humano entre el Uchiha y el bijuu. Se puso al lado de Datsue, a su misma altura. Si les pasaba algo por enfadarla, les pasaría a los dos.
—No abusen de mi generosidad, humanos. Suficiente he hecho ya rebajándome a hablar de esto con ustedes, pero no me quedaba más remedio que hacerlo si deseaba advertir a mis Hermanos. Y ellos ya han recibido el mensaje, así que, reciba o no respuesta, mi deber ha concluido aquí.
¿Qué hacía? ¿Debía de decir algo? ¿Callar? Claro que no quería callarse, pero... ¿Tenían alguna posibilidad? Datsue había visto su forma, su apariencia, y había salido chillando. Si existía algo capaz de hacerle eso a alguien tan poderoso, eso significaba que no tenían posibilidad alguna.
« Con respuesta o sin ella, ¿eh? Pues bien, si no nos ayuda, entonces yo no voy a darle ningun mensaje » — pensó, y tristemente, esta era la mayor rebeldía que se le ocurría contra el bijuu. Una parte pequeña de Juro pensaba que el bijuu no les mataría realmente, puesto que en ellos estaban sus hermanos. Sin embargo, eso no le aseguraba que no pudiera hacerles daño. Un daño extremo, dejarlos al borde de la muerte... o incluso entregarles a los generales que decía. No era una buena decisión.
Juro decidió permanecer callado. Eso era mejor que decir alguna idiotez, enfadar al bijuu (que los mataría en segundos, si deseaba hacerlo) o a su compañero (que aunque ahora parecía menos peligroso, probablemente podría matarle también).
Miró a Datsue. Tenía miedo, y no sabía que hacer. Sus ojos describieron un interrogante, ¿Qué hacemos?. Era cobarde, pero no quería volver a actuar solo y volver a arruinarlo todo.
Juro pudo ver las llamas del enfado en sus ojos, y entonces, se quedó callado, y blanco. ¿Qué podía hacer él ahora? Dudaba que fuese solamente por eso. Datsue debía odiarle ahora mismo. Supo que aquel pacto que habían hecho pendía de un hilo ahora mismo. ¿Quién le decía que en cuanto el bijuu no se fuese no tomara venganza por los actos de Kusagakure?
« Haga lo que haga, creo que estoy jodido » — se atrevió a maldecir a su Kage. ¿Por qué lo había hecho? Él le dijo que lo haría público. Que era un peso que inclinaría la balanza entre las aldeas. Sin embargo, había decidido guardarle como un arma secreta. Como un arma.
¿Así les habían tratado? ¿Como armas?
—Discúlpeme, Kokuō-dono, pero creo que mi amigo y yo estaremos de acuerdo en que nos gustaría que esta conversación fuese recíproca. Usted ya ha informado a sus hermanos, y creemos que, en un gesto de buena voluntad, antes de nosotros decirle lo que ellos opinan, podría, por favor, darnos algo para nosotros. ¿No es así, Juro-kun?
— S-si — murmuró, primero débilmente, y luego más fuerte —. ¡Si! Estoy de acuerdo.
— Nos gustaría… saber la apariencia de la General que mencionó. Le agradeceríamos muchísimo si pudiese replicarla con un Henge no Jutsu…Y…Y nosotros también queremos hablar con Aotsuki Ayame
— Por favor, eso sería...
Sin embargo, el bijuu se enfadó. Su voz cambió a un tono más grave, y alzó la mano ante ellos. Juro no supo lo que era, pero dudaba que fuera bueno.
Se apartó, consciente de que estaba actuando de escudo humano entre el Uchiha y el bijuu. Se puso al lado de Datsue, a su misma altura. Si les pasaba algo por enfadarla, les pasaría a los dos.
—No abusen de mi generosidad, humanos. Suficiente he hecho ya rebajándome a hablar de esto con ustedes, pero no me quedaba más remedio que hacerlo si deseaba advertir a mis Hermanos. Y ellos ya han recibido el mensaje, así que, reciba o no respuesta, mi deber ha concluido aquí.
¿Qué hacía? ¿Debía de decir algo? ¿Callar? Claro que no quería callarse, pero... ¿Tenían alguna posibilidad? Datsue había visto su forma, su apariencia, y había salido chillando. Si existía algo capaz de hacerle eso a alguien tan poderoso, eso significaba que no tenían posibilidad alguna.
« Con respuesta o sin ella, ¿eh? Pues bien, si no nos ayuda, entonces yo no voy a darle ningun mensaje » — pensó, y tristemente, esta era la mayor rebeldía que se le ocurría contra el bijuu. Una parte pequeña de Juro pensaba que el bijuu no les mataría realmente, puesto que en ellos estaban sus hermanos. Sin embargo, eso no le aseguraba que no pudiera hacerles daño. Un daño extremo, dejarlos al borde de la muerte... o incluso entregarles a los generales que decía. No era una buena decisión.
Juro decidió permanecer callado. Eso era mejor que decir alguna idiotez, enfadar al bijuu (que los mataría en segundos, si deseaba hacerlo) o a su compañero (que aunque ahora parecía menos peligroso, probablemente podría matarle también).
Miró a Datsue. Tenía miedo, y no sabía que hacer. Sus ojos describieron un interrogante, ¿Qué hacemos?. Era cobarde, pero no quería volver a actuar solo y volver a arruinarlo todo.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60