11/11/2018, 23:00
Eri deshizo la técnica en cuanto escuchó a Hanabi alegrarse por ella.
—¿¡Ves, Eri!? ¡Eso sólo puede ser una señal! ¡Serás una buena Uzukage!
las mejillas de la muchacha se colorearon de un tono carmesí y se rascó la nuca ante el cumplido, pero al ver como la expresión del hombre cambiaba ella se serenó y se acercó a él para escucharle mejor.
—Bien. Entonces, supongo que sabes lo que toca ahora, ¿no? Como quiero hacer esto con discrección, seré muy breve y las instrucciones se te irán dando por el camino —comenzó—. Gracias a los Hermanos del Desierto, conocemos la ubicación aproximada de Amegakure—Eri asintió en gesto de que había escuchado a su superior y se acercó al mapa que había sacado, donde se reflejaban algunas marcas—. Los amejin tienen un Túnel vigilado para cruzar las Llanuras de la Tempestad Eterna. Es mucho más probable que te dejen pasar a hablar con Yui si te plantas en su puerta. Ya sea porque estén de acuerdo o por... curiosidad de saber cómo coño te has plantado ahí.
Vale, hasta ahí lo había entendido, al menos lo necesario para ir tirando. Lo mejor, como había dicho Hanabi, era evitar la vía terrestre, y ella asintió, conforme. Era lo más seguro pues así no se encontraría con nadie a su paso. Así que debía coger un barco, dirigirse hasta Coladragón y allí buscar la entrada de Amegakure.
—Parte cuanto antes. El barco se llama Nova de Espiral. El capitán está informado. Y recuerda, Eri. Por mucho que te digan, mantén la compostura. Que parezca que la buena voluntad de forjar un Pacto ha sido idea suya... siempre es más fácil que la gente dura de mollera se convenza así.
—Nova de Espiral, iré a Coladragón y de ahí hasta Amegakure, perfecto —repitió ella, sin dejar de mirar el mapa—. Haré todo lo que está en mi mano, estoy segura que de entre todas las personas soy la que más quiere la Paz de vuelta, Uzukage-sama, de eso no cabe duda.
Mostró una sonrisa intentando transmitir seguridad, aunque se quebró al recordar a sus compañeros de villa. Negó ligeramente y preguntó:
—¿Dispondré de un mapa con la ubicación?
—¿¡Ves, Eri!? ¡Eso sólo puede ser una señal! ¡Serás una buena Uzukage!
las mejillas de la muchacha se colorearon de un tono carmesí y se rascó la nuca ante el cumplido, pero al ver como la expresión del hombre cambiaba ella se serenó y se acercó a él para escucharle mejor.
—Bien. Entonces, supongo que sabes lo que toca ahora, ¿no? Como quiero hacer esto con discrección, seré muy breve y las instrucciones se te irán dando por el camino —comenzó—. Gracias a los Hermanos del Desierto, conocemos la ubicación aproximada de Amegakure—Eri asintió en gesto de que había escuchado a su superior y se acercó al mapa que había sacado, donde se reflejaban algunas marcas—. Los amejin tienen un Túnel vigilado para cruzar las Llanuras de la Tempestad Eterna. Es mucho más probable que te dejen pasar a hablar con Yui si te plantas en su puerta. Ya sea porque estén de acuerdo o por... curiosidad de saber cómo coño te has plantado ahí.
Vale, hasta ahí lo había entendido, al menos lo necesario para ir tirando. Lo mejor, como había dicho Hanabi, era evitar la vía terrestre, y ella asintió, conforme. Era lo más seguro pues así no se encontraría con nadie a su paso. Así que debía coger un barco, dirigirse hasta Coladragón y allí buscar la entrada de Amegakure.
—Parte cuanto antes. El barco se llama Nova de Espiral. El capitán está informado. Y recuerda, Eri. Por mucho que te digan, mantén la compostura. Que parezca que la buena voluntad de forjar un Pacto ha sido idea suya... siempre es más fácil que la gente dura de mollera se convenza así.
—Nova de Espiral, iré a Coladragón y de ahí hasta Amegakure, perfecto —repitió ella, sin dejar de mirar el mapa—. Haré todo lo que está en mi mano, estoy segura que de entre todas las personas soy la que más quiere la Paz de vuelta, Uzukage-sama, de eso no cabe duda.
Mostró una sonrisa intentando transmitir seguridad, aunque se quebró al recordar a sus compañeros de villa. Negó ligeramente y preguntó:
—¿Dispondré de un mapa con la ubicación?