12/11/2018, 23:23
El viaje con los pescadores fue duro, pero al menos Eri descubriría que las apariencias a veces engañan. Aunque algo sucios y malhablados, los lobos de mar la trataron con extremada camaradería durante todo el trayecto, que se extendió durante algunos días. El cocinero hacía unos platos exquisitos, si lo que te gustaba era el pescado, y los catres eran cómodos, si bien se quedaban fríos a lo largo de la jornada.
La Nova de Shiona llegó a Coladragón en una mañana brumosa de Kazeyoubi. Eri todavía estaba durmiendo cuando las maderas del barco se sacudieron al echar el ancla en las costas del País de la Tormenta.
—¡¡Niñaaaa!! ¡Ya'stamos aquí eh! —gritó el Capitán desde la otra punta del barco.
Una entrada discreta para su discreta misión.
La Nova de Shiona llegó a Coladragón en una mañana brumosa de Kazeyoubi. Eri todavía estaba durmiendo cuando las maderas del barco se sacudieron al echar el ancla en las costas del País de la Tormenta.
—¡¡Niñaaaa!! ¡Ya'stamos aquí eh! —gritó el Capitán desde la otra punta del barco.
Una entrada discreta para su discreta misión.
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