21/11/2018, 16:05
Y Akame respondió frunciendo los labios con evidente disgusto. Le reventaba esa capacidad que Datsue tenía de subvertir la jerarquía militar —cuando no obviarla completamente— en los momentos en los que a él le convenía, y por otro lado aferrarse a ella como una garrapata cuando quería eludir responsabilidades. Akame endureció el gesto antes de contestar.
—Mira, compadre, si te vas a poner en plan "de maricona" esto no va a funcionar —le soltó de repente—. Nuestra diferencia de rangos no es más que la cagada que hiciste al burlarte de Yui. Sabes tan bien como yo que estás más que capacitado para ser jōnin, así que hazme un favor y ahórrame esta mierda.
Sin previo aviso, el Uchiha se dio media vuelta y procedió a salir de la habitación.
—Nos vemos abajo en media hora —dijo antes de salir dando un sonoro portazo.
Exactamente treinta minutos después de que el joven jōnin abandonase la habitación de su compañero de aventuras, compadre y subordinado, su figura delgada y fibrosa se dio a ver en la entrada del hostal. Llevaba a cuestas su mochila y el kasa de paja sobre la cabeza para protegerse del Sol de la tarde. Podrían haberse quedado allí a pasar la noche, relajarse y descansar, pero dado que Akame había decidido finalmente —con buen criterio, a su parecer— darle la razón a Datsue y bordear la frontera de Arashi no Kuni para llegar hasta el País de la Tierra, no tenían un sólo segundo que perder.
El Uchiha había aprovechado también para aprovisionarse de raciones de viaje en una modesta tienda de comestibles cercana, y de paso comprar una capa de viaje marrón que le serviría para resguardarse de los inclementes elementos en las montañas de Tsuchi no Kuni.
—Mira, compadre, si te vas a poner en plan "de maricona" esto no va a funcionar —le soltó de repente—. Nuestra diferencia de rangos no es más que la cagada que hiciste al burlarte de Yui. Sabes tan bien como yo que estás más que capacitado para ser jōnin, así que hazme un favor y ahórrame esta mierda.
Sin previo aviso, el Uchiha se dio media vuelta y procedió a salir de la habitación.
—Nos vemos abajo en media hora —dijo antes de salir dando un sonoro portazo.
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Exactamente treinta minutos después de que el joven jōnin abandonase la habitación de su compañero de aventuras, compadre y subordinado, su figura delgada y fibrosa se dio a ver en la entrada del hostal. Llevaba a cuestas su mochila y el kasa de paja sobre la cabeza para protegerse del Sol de la tarde. Podrían haberse quedado allí a pasar la noche, relajarse y descansar, pero dado que Akame había decidido finalmente —con buen criterio, a su parecer— darle la razón a Datsue y bordear la frontera de Arashi no Kuni para llegar hasta el País de la Tierra, no tenían un sólo segundo que perder.
El Uchiha había aprovechado también para aprovisionarse de raciones de viaje en una modesta tienda de comestibles cercana, y de paso comprar una capa de viaje marrón que le serviría para resguardarse de los inclementes elementos en las montañas de Tsuchi no Kuni.