21/11/2018, 17:27
El Uchiha alzó la vista hacia las montañas que se encontraban en la dirección en la que su compadre le había apuntado. Se quedó así unos largos segundos, ausente, con los ojos vidriosos y el pecho encogido. Los pensamientos que pasaron por su cabeza en esos instantes serían un misterio durante mucho tiempo, pues nunca los revelaría a nadie. Pero baste decir que todo quedó en una solitaria lágrima que se deslizó por su rostro hasta caer sobre el pedregoso sendero. Allí, perdido como una mota de polvo en la inmensidad de un palacio, quedaría para siempre aquel recuerdo.
—Entiendo —respondió Akame por fin, todavía con aire ausente—. Sigamos entonces. Tenemos que terminar con esta misión cuanto antes, cada día que perdemos es un día más que le damos al enemigo. Esos perros amejin pueden estar planeando ya un ataque... Con el jutsu de teletransporte de Daruu, podrían aparecerse en la Aldea cuando les venga en gana.
Akame echó entonces a andar. Caminaba con paso tenso, era evidente que algo se estaba guardando. Apenas hubo recorrido unos cuantos pasos, pateó una pequeña piedra con una de sus botas ninja, soltando un rugido desgarrador de agonía y frustración.
Luego se volvió hacia su compañero.
—Vámonos, compadre.
—Entiendo —respondió Akame por fin, todavía con aire ausente—. Sigamos entonces. Tenemos que terminar con esta misión cuanto antes, cada día que perdemos es un día más que le damos al enemigo. Esos perros amejin pueden estar planeando ya un ataque... Con el jutsu de teletransporte de Daruu, podrían aparecerse en la Aldea cuando les venga en gana.
Akame echó entonces a andar. Caminaba con paso tenso, era evidente que algo se estaba guardando. Apenas hubo recorrido unos cuantos pasos, pateó una pequeña piedra con una de sus botas ninja, soltando un rugido desgarrador de agonía y frustración.
Luego se volvió hacia su compañero.
—Vámonos, compadre.