24/11/2018, 14:59
(Última modificación: 24/11/2018, 15:09 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
Akame comía su cena con la mirada perdida entre las estrellas, manteniendo aquella actitud taciturna y ausente que le había embargado desde que llegaran a las Montañas de la Tierra. A la luz de la hoguera, las sombras de la cueva bailaban en una especie de misteriosa danza macabara, y el crepitar de la leña ardiendo era lo único que podía escucharse. Datsue optó entonces por romper el silencio, hablando sobre unos extraños fenómenos meteorológicos que sucedían en aquella zona de Oonindo durante algunas noches del año. Akame atendió, curioso, y trató de imaginarse cómo sería contemplar un espectáculo natural de tanta belleza. Aquel pensamiento le reconfortó, y dio gracias a su Hermano en silencio por haberle sacado una sonrisa.
Sin embargo, pronto el menor de los dos ninjas viró la conversación hacia otros derroteros. Akame arrugó la nariz, molesto al ser preguntado por algo como aquello. Sin embargo, no dio una mala contestación, sino que se limitó a decir la verdad.
—Puedo contarte que no tiene nada que ver con el poder de Uzume, el que ya conoces. Ooyamatsumi, mi Mangekyō derecho... Es pura ira irracional, no sirve para nada más que para destruir. Tal y como están las cosas, a lo mejor tienes ocasión de verlo pronto.
El Uchiha terminó su bocadillo y se encendió un cigarro.
—Joder, hace un frío de cojones aquí.
Incluso junto a la hoguera, la humedad de la cueva y el frío viento de las montañas en el Otoño —ya habían entrado en la Estación— eran demoledores para cualquiera acostumbrado al cálido clima del País de la Espiral. El Uchiha se removió bajo su capa de viaje, que ahora se alegraba de haber comprado, y musitó con aire suente...
—¿Qué crees que va a pasar?
Sin embargo, pronto el menor de los dos ninjas viró la conversación hacia otros derroteros. Akame arrugó la nariz, molesto al ser preguntado por algo como aquello. Sin embargo, no dio una mala contestación, sino que se limitó a decir la verdad.
—Puedo contarte que no tiene nada que ver con el poder de Uzume, el que ya conoces. Ooyamatsumi, mi Mangekyō derecho... Es pura ira irracional, no sirve para nada más que para destruir. Tal y como están las cosas, a lo mejor tienes ocasión de verlo pronto.
El Uchiha terminó su bocadillo y se encendió un cigarro.
—Joder, hace un frío de cojones aquí.
Incluso junto a la hoguera, la humedad de la cueva y el frío viento de las montañas en el Otoño —ya habían entrado en la Estación— eran demoledores para cualquiera acostumbrado al cálido clima del País de la Espiral. El Uchiha se removió bajo su capa de viaje, que ahora se alegraba de haber comprado, y musitó con aire suente...
—¿Qué crees que va a pasar?