28/11/2018, 23:31
Pensó que buscar refugio ayudaría a calmar el frío que sentía calándole hasta los huesos, pero no encontró nada más allí que la soledad de la cueva, y aunque buscó y rebuscó por cada recoveco de la cueva, nada pudo subir su baja temperatura. Cansada, se acurrucó y en poco tiempo pareció abandonar aquel lugar para adentrarse en otro un poco mejor.
Sus ojos le pesaban, pero aún así decidió abrirlos lentamente mientras escuchaba una voz cercana. Apretó los ojos varias veces y los abrió de golpe, acostumbrándose; aunque le dolía todo el cuerpo, sentía como el calor inundaba cada parte de su ser, así que, intentando incorporarse, siguió escuchando la conversación entre dos hombres que dialogaban cerca de ella.
Justo en aquel momento decidió sintonizar con las voces, cuando se dio cuenta que no tenía nada más que ropas simples y estaba atada; era una prisionera, y nada más y nada menos que de Amegakure. Se asustó, sintiendo su pulso acelerarse por momentos. «Oh, no» pensó, «tenía que llegar a Amegakure con la carta de Hanabi... Tenía que hablar con Yui... Ahora piensan que soy una espía.»
—Shanise es la parte racional de Yui-sama. Escucha, si no fuera por ella... ¡Basta! ¿No oyes lo que cuentan que les hace a los que hablan mal de ella?
«Shanise...» La recordaba, era la segunda al mando de Amegakure, al parecer... Ella era la que había ordenado que la encerrasen en vez de decapitarla. Se llevó poco a poco las manos al cuello y tragó grueso, dando por unos segundos las gracias a la mujer.
—Veremos quién vive más de los dos...
Seguían discutiendo, pero ella no sabía si lo mejor sería preguntar, aunque, de perdidos al río, no podía quedarse allí de brazos cruzados.
—P-perdonad... —llamó desde su posición, notando su garganta reseca—. ¿P-pueden oírme? —llamó otra vez.
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Sus ojos le pesaban, pero aún así decidió abrirlos lentamente mientras escuchaba una voz cercana. Apretó los ojos varias veces y los abrió de golpe, acostumbrándose; aunque le dolía todo el cuerpo, sentía como el calor inundaba cada parte de su ser, así que, intentando incorporarse, siguió escuchando la conversación entre dos hombres que dialogaban cerca de ella.
Justo en aquel momento decidió sintonizar con las voces, cuando se dio cuenta que no tenía nada más que ropas simples y estaba atada; era una prisionera, y nada más y nada menos que de Amegakure. Se asustó, sintiendo su pulso acelerarse por momentos. «Oh, no» pensó, «tenía que llegar a Amegakure con la carta de Hanabi... Tenía que hablar con Yui... Ahora piensan que soy una espía.»
—Shanise es la parte racional de Yui-sama. Escucha, si no fuera por ella... ¡Basta! ¿No oyes lo que cuentan que les hace a los que hablan mal de ella?
«Shanise...» La recordaba, era la segunda al mando de Amegakure, al parecer... Ella era la que había ordenado que la encerrasen en vez de decapitarla. Se llevó poco a poco las manos al cuello y tragó grueso, dando por unos segundos las gracias a la mujer.
—Veremos quién vive más de los dos...
Seguían discutiendo, pero ella no sabía si lo mejor sería preguntar, aunque, de perdidos al río, no podía quedarse allí de brazos cruzados.
—P-perdonad... —llamó desde su posición, notando su garganta reseca—. ¿P-pueden oírme? —llamó otra vez.